Introducción:
En la actualidad el Golf disfruta de una amplia participación de la población en un número de países. Personas de sexo y edad diferente encuentran un medio de recreación en esta actividad deportiva.
Al punto que es posible hallar algunos sistemas de urbanización acompañados de pequeños campos de Golf para el uso de sus residentes.
Partidarios del Golf que se inician en su modalidad recreativa se trasladan al sector amateur y profesional.
Asimismo, determinados caddies se han convertido en jugadores.
El Golf dejo de ser un deporte exclusivo de una pequeña elite, a veces practicado como una tradición familiar, para extenderse a todos los que se sienten atraídos por sus características como juego.
La irrupción del Golf y la industria que lo acompaña está demandando la intervención de profesionales de las Ciencias del Deporte, en todo el abanico de sus especialidades con el propósito de que trascienda su práctica de forma permanente y sostenible.
De la misma forma que ocurre en otros deportes, los factores de orden psicológico están presentes en el Golf, en todos los sectores de su práctica, bien sea recreativo, amateur o profesional.
Los problemas derivados de la asistencia a esta actividad apelan en muchos casos a la búsqueda de respuestas que están en la Psicología del Deporte, por ejemplo, la necesidad de conocer cuáles son las motivaciones que llevan a las personas a ingresar en el Golf, como ha abandonarlo, también saber cuál es el soporte psicológico de la formación de los hábitos y destrezas motoras, las habilidades para enfrentar el estrés en entrenamientos y competencias, además la evaluación de las respuestas subjetivas a las cargas de entrenamiento como los componentes psicológicos de la recuperación y otras alternativas.
La práctica del Golf va acompañada a menudo de tensiones y conflictos que aparecen en los jugadores como resultado de las exigencias del régimen deportivo sobre el estilo de vida, la familia y otras esferas de la actividad social.
Los psicólogos del deporte en cada una de estas demandas pueden ofrecer sus servicios tanto de orientación como programas de preparación psicológica y colaborar en distintas tareas junto a otros especialistas, entre los que se encuentran: los médicos, biomecánicos, entrenadores y caddies.
Sin embargo, resulta evidente que la literatura en Psicología del Deporte sobre el Golf no es tan amplia como la relacionada con el fútbol, tenis, baloncesto, atletismo y otros deportes, donde los psicólogos son solicitados con una mayor frecuencia.
Algunas de las razones que no proporcionaron un mayor desarrollo de las investigaciones y la práctica de los psicólogos en el Golf se debe a la falta de conocimiento de la utilidad de la intervención psicológica por parte de los jugadores y otros representantes del deporte.
Los jugadores y preparadores deportivos ante las dificultades crecientes de la actividad emplean como estrategia principal incrementar el trabajo de preparación física y técnica del golfista, tanto en su intensidad como volumen. Aprecian esto como único recurso para obtener la excelencia y minimizar o eliminar los fallos y errores en la ejecución.
A la falta de conocimiento sobre las ciencias psicológicas por parte de los jugadores se suma los prejuicios y estereotipos negativos acerca de solicitar el apoyo de un psicólogo, condicionados por la creencia de que estos especialistas sólo están vinculados a personas con trastornos psicopatológicos.
Las resistencias a la atención de los factores psicológicos se expresan a veces en la creencia en supersticiones, rituales y tabúes (Garzarelli, 2003) como una forma de simplificar el pensamiento, de modo tal, que no sea necesario ejercer la reflexión sobre las tensiones internas, sensaciones de amenaza y la incapacidad para controlar la ansiedad y otras manifestaciones emocionales negativas que sienten en diferentes fases de las competencias.(Ferraro, y Shannon 2000)
A pesar de estas condiciones un grupo de psicólogos se consagra a la elaboración de conocimientos y tecnologías para su aplicación en el Golf, entre ellos se encuentran: Weinberg y Genuchi (1980) Kirschenbaum y Bale (1980), Cohn (1990) O´Ferrall y cols (1996a), (1996b), Rotella y Cullen (2000), Bond y cols. (2001), Sherman y cols (2001), Beirán y Dosil (2002) y otros que serán referidos en esta exposición.
Se considera que las relaciones de los psicólogos del deporte con los representantes del Golf se harán más usuales y consistente en la medida que estos gestores adquieran un conocimiento acerca de las intervenciones de la Psicología del Deporte y comprueben que su puesta en práctica en la solución de las diversas alternativas que deben de enfrentar es superior al sentido común.
En nuestra experiencia como psicólogo con frecuencia los golfistas que requieren asesoramiento y ayuda psicológica lo hacen por condiciones que les resulta incontrolables, producen malestar y sufrimiento.
En orden jerárquico estas contingencias son las siguientes:
- Descenso en el grado de rendimiento, donde resaltan usualmente fracasos repetidos que dan lugar a estados de depresión, minusvalía, desesperanza, ansiedad y trastornos del dormir.
- Conflictos en el seno de la familia, con el cónyuge, los hijos u otros parientes, ocasionados frecuentemente por la falta de atención a los mismos debido a ausencias o lejanías por el régimen de competencias y entrenamiento.
- Estados psicológicos negativos que forman parte o anticipan los síntomas de sobreentrenamiento, burnout o la fatiga crónica. Con insistencia de molestias musculares o lesiones de las cuales no han logrado una rehabilitación total y se vinculan a la presencia de dolores físicos.
Sin embargo, las solicitudes de colaboración para prevenir las situaciones anteriores son escasas.
El golfista es una persona extraordinariamente voluntariosa, comprometido a resolver sus dificultades, enfrentándolas por medio de la dedicación y el trabajo duro, con la ayuda de su caddie, a veces con el consejo de los entrenadores que lo iniciaron en el deporte.
No obstante, la demanda creciente de psicólogos en muchos deportes muestra que no todo depende del establecimiento refinado de hábitos y destrezas y que se requieren recursos psicológicos que permitan asegurar la obtención de las metas y al mismo tiempo de hacerlo con un elevado grado de regocijo y satisfacción.
El Golf es un reto, también a la capacidad del psicólogo del deporte debido a que resulta trascendente conocer la actividad, sus reglas y los términos variados que usa la estructura del deporte, los cuales en su mayoría están en ingles, por ejemplo, los movimientos que comprenden el golpe a la pelota se denomina: swing, y asimismo otros vocablos como el putt, green, drive, grip, hook y muchos más. Estos pueden ser estudiados por medio de la gran cantidad de manuales, videos o la ayuda de expertos.
El propósito de este capítulo va encaminado a facilitar a los psicólogos del deporte y a todos aquellos especialistas y participantes en esta actividad parte de las experiencias y conocimientos alcanzados por la Psicología del Deporte en el Golf, lo que debe favorecer a establecer un puente entre psicólogos y jugadores, la conformación de programas adecuados de preparación psicológica y otras actividades que tienen por objetivo el fortalecimiento de la actuación de los golfistas.
Acometida psicológica en el Golf:
La Psicología del Deporte se define como una rama especial de la Ciencias Psicológicas y, de igual forma como una de las especialidades de las Ciencias del Deporte.
A nuestro modo de ver, su objeto de estudio radica en el conocimiento de las regularidades de la personalidad del deportista en su interacción con la actividad deportiva y las condiciones de su realización, las cuales abarcan las interrelaciones sociales y las vinculadas con el medio físico. Posee métodos de investigación que le son específicos y le permiten pronosticar los fenómenos psicológicos que aparecen en la actividad deportiva. (García Ucha, 2000).
La Psicología del Deporte en el Golf presenta diversas líneas de investigación entre las cuales se destacan:
- La caracterización de las exigencias psicológicas del Golf.
- Las reacciones emocionales antes, durante y después de las competencias.
- La preparación psicológica del golfista.
- Aspectos relativos a la motivación, donde reasaltan los estudios realizados sobre las Atribuciones Causales y la Adicción a la práctica del deporte.
- El control motor en la ejecución del swing.
- Comunicación y compatibilidad entre el golfista y el caddie.
Por razones del espacio conferido al capítulo se trataran las tres primeras líneas de investigación.
Caracterización de las exigencias psicológicas del Golf.
Este es un tema al cual se le atribuye una importancia relevante para el trabajo del psicólogo del deporte ya que permite tener un modelo de los aspectos psicológicos que demanda el Golf y que nos advierten acerca de las premisas psicológicas de rendimiento del deportista. (García Ucha 2000)
Las premisas psicológicas de rendimientos se definen como todas las condiciones psíquicas relativamente estables que un deportista consigue emplear cumpliendo tareas determinadas. Estas premisas están formadas por elementos esenciales de la personalidad y deben de contribuir a la eficacia y eficiencia en el logro de los propósitos de la actividad. De ahí su importancia en tipificarlas y que sirvan de modelo ideal para el desarrollo psicológico del deportista, por ejemplo, resulta evidente que la concentración de la atención es una demanda que tiene un peso elevado en el golfista.
Las tareas del golfista requieren que la atención este focalizada sobre un aspecto de la ejecución, dominar el curso de la misma teniendo en cuenta las señales relevantes antes y durante la ejecución y servir de “filtro” para la selección correcta del movimiento
La labor del psicólogo debe ir encaminada a la búsqueda de los instrumentos y métodos idóneos para valorar en condiciones de terreno y de laboratorio la calidad y estabilidad de la concentración de la atención en el jugador. La evaluación se realiza por medio de la observación y la entrevista psicológica mediante las cuales podrán conocer los factores que afectan la concentración. Sean estos externos o internos.
Los externos están dados por el ruido, la presencia de otras personas, cambios en el medio físico de carácter repentino, y otro y los factores internos tienen su origen en las dudas, auto evaluaciones y vivencias que tienen lugar en el propio deportista. (Singer 1991)
Basándose en los resultados de las evaluaciones obtenidas por estos instrumentos durante diferentes períodos del entrenamiento y en las competencias se llega al conocimiento del vigor de los elementos que distraen al deportista.
La tarea posterior estriba en minimizar sus efectos por medio del entrenamiento psicológico. Aquí se consideran las técnicas, por ejemplo de relajación, respiración, visualización, directa e indirecta que tienen una influencia beneficiosa en la optimización de la concentración de la atención y su estabilidad. (Johnston y Mccabe, 1993)
Todos los autores que se dedican al tema del golf de una manera u otra hacen referencias a las demandas del juego, sin embargo, no hay un estudio dentro de la literatura revisada por el autor de este trabajo, dedicado exclusivamente a la tipificación de las exigencias del golf. Lo que nos señala la necesidad de trabajar en esta línea para lograr una representación exacta del perfil del golfista.
Kirschenbaum y Bale (1980) Garzarelli (2002a) (2002b), Beirán y Dosil (2002) y Breslow (2002) hacen mención a un número de exigencias que resultan relevantes para quienes se interesen en la preparación psicológica del golfista.
A pesar de lo planteado, la necesidad de un estudio profundo y detallado de dichas demandas que permitan establecer el perfil psicológico ideal del golfista sigue siendo una importante laguna del conocimiento.
Dentro de la metodología para el establecimiento del perfil de exigencias de un deporte se encuentra la revisión de la literatura previa, el análisis por medio de la observación de las demandas del juego y el empleo de la opinión de los expertos. (García Ucha 2000).
Hay que significar que el Golf es el juego con pelota de más alta complejidad si tomamos como parámetro que el contacto entre el jugador y la pelota es mínimo en relación con el tiempo total del partido que abarca las cuatro horas. El tenista, el jugador de Voleibol y el futbolista tienen una mayor probabilidad de entrar en contacto con la pelota en el transcurso del juego.
Para obtener la destreza necesaria en el Golf se requieren de largas horas de entrenamiento donde a la vez se debe de tomar en cuenta las condiciones de ejecución de la tarea que resultan extraordinariamente variadas de acuerdo con el terreno, el viento, la lluvia y la temperatura.
De manera que alcanzar la destreza en el swing es una de las mayores demandas del golfista. Su efectividad depende de la precisión y exactitud son las que ocupan un lugar primordial y ambas se sujetan al grado de entrenamiento y el estado psicológico del jugador.
En lo que concierne al estado psicológico del jugador se argumenta que esta vinculado al grado de regulación de la personalidad del golfista, por ejemplo los golfistas que se comportan ligeramente hiper-nerviosos no reaccionan de forma flexible sino rígida, temerosa y pierden la capacidad de asumir otra postura, es decir, se repiten siempre los mismo errores.
El estado psicológico, como se puede analizar, incide en todos los procesos tanto cognitivos como afectivos. De igual modo, modifica la concentración de la atención, la toma de decisión acerca de la forma de llevar a cabo la ejecución, así como, la selección del hierro o palo a emplear, la nitidez de la percepción visual, la coordinación de la ejecución y la agudeza de las sensaciones especializadas sobre el implemento y la pelota.
Toda creencia alrededor de que resulta una tarea sencilla la práctica del golf se diluye ante la complejidad de los factores que van a intervenir en la ejecución y las condiciones de su realización.
Los aportes del aprendizaje motor como disciplina llaman la atención sobre el uso de nuevas tecnológicas que permitan garantizar el autocontrol del deportista con la participación interdisciplinaria de la neurofisiología, la informática, la biomecánica y otras especialidades, así como el empleo de estrategias y modelos empleados en la modificación de la conducta (Oña Sicilia y Martínez Martín 1994)
El programa mental del movimiento estriba en gran parte en las habilidades visuales y la capacidad de reflexión del golfista.
Los psicólogos del deporte realizan diferentes intervenciones con el propósito de apoyar el aprendizaje motor y la adquisición de las destrezas en el golfista. Ferron (1999) encontró una mayor eficacia en los jugadores por medio de la representación mental y visualización de la corrección del movimiento del swing.
Otros aspectos a considerar son las cualidades personales de los golfistas. Se manifiesta por parte de expertos deportivos, entrenadores, golfistas retirados con alto handicap, caddies y psicólogos, entrevistados por el autor de este trabajo, que se encuentran cualidades tales como: la necesidad de ser organizados, meticulosos, introvertidos, perseverantes y tenaces, perfeccionistas, sociables, elevada autoconfianza, resistente a los fracasos, imaginativos, educados, atentos, concentrados, buena capacidad de orientación espacial, audaces, firmes, optimistas, controlados, disciplinados, responsables y conservadores.
Entre las cualidades psicológicas que requieren ser modificadas en un golfista están la impaciencia, inseguridad, agresividad, timidez, hiper-dependencia, desorganización, inquietud, descuidos, rigidez, vanidad y susceptibilidad.
Hay que destacar determinadas coincidencia en nuestro estudio con las cualidades personales referidas por Garzarelli (2002b) la búsqueda de la perfección, cualidades morales como la dignidad. Respecto a las cualidades personales negativas, argumenta el propio autor, están: “una personalidad rígida, extremadamente formal, altamente competitiva, dura conceptualmente, no abierta a los cambios o nueva información”.
En suma, las exigencias que obtuvieron en nuestro estudio un mayor peso en cuanto a la eficiencia y eficacia del jugador fueron:
Control y Autodominio | Concentración de la Atención |
Decisión | Sentido de Orientación |
Persistencia | Sentido de los implementos |
Memoria Motriz | Sentido de la pelota |
Percepción del Esfuerzo | Agilidad Mental |
Representación Mental | Elasticidad |
Flexibilidad | Capacidad Física de Trabajo |
Capacidad Física de Trabajo | Autoconfianza |
Optimista | Coordinación Oculo Manual |
Meticulosidad | Perfeccionismo |
Organización | Sociable |
Resiliente | Coordinación en la relajación y tensión de los grupos musculares |
Precisión | Exactitud |
Habilidad | Hábitos |
Destreza | Capacidad para valorar su estado físico y psíquico |
Capacidad para auto percibir su grado de Rendimiento | Compromiso y responsabilidad |
Sociabilidad | Intrepidez |
Resistencia al “bloque” y al fracaso | Tenacidad |
Estudios posteriores van a permitir refinar este primer acercamiento a las demandas del Golf, la determinación precisa de los procedimientos de diagnóstico y la elección de los procedimientos de intervención de cara al entrenamiento psicológico.
Las reacciones emocionales antes, durante y después de las competencias y de forma paralela a ellas, los tipos de intervención psicológica empleados en la preparación mental del golfista.
El estudio de las reacciones emocionales en el Golf se encuentra entre los problemas teóricos y metodológicos que confronta la Psicología del Deporte, los cuales se hacen notorios debido a la unilateralidad y la división existente entre las teorías que sirven de base a la explicación de las emociones y en el plano metodológico a las dificultades derivadas de la utilización de métodos e instrumentos en oportunidades no idóneos, la selección inadecuada de las muestras a veces conformada por jugadores de diferente grado de rendimiento, lo que comporta limitaciones para la generalización de las conclusiones y recomendaciones de las investigaciones.
Hill (2001) destaca cinco modelos teóricos e intenta demostrar como ellos se pueden aplicar para ayudar a los golfistas. Incluye los modelos teóricos: Psicodinámico, conductista, cognitivo, humanista y de programación neurolingüista.
A nuestro modo de ver, un esfuerzo por emplear una teoría u otra de las señaladas nos lleva a una postura que reduce nuestra óptica ya que sólo abarca niveles diferentes de la personalidad. Con lo cual estas teorías son capaces de resolver satisfactoriamente sólo aquellos problemas que se inscriben en el nivel de la personalidad que resulta objeto de su atención.
En este sentido, por ejemplo, González Rey (1997) al examinar el conductismo, puntualiza que el análisis conductual interviene en aquellos procesos que se dan en el nivel del comportamiento. Las explicaciones e intervenciones radican en el mecanismo del condicionamiento, como si el comportamiento se agotara en los condicionamientos. El humanismo, continua el autor citado, se orienta a la intencionalidad y volición del sujeto, a la recuperación de su autodeterminación, fundamentalmente trabajando en el nivel consciente de la personalidad.
De este modo, cada una de las posiciones anteriores de un planteamiento teórico muestra como absoluta su comprensión de la personalidad y el nivel de funcionamiento psicológico al cual se orienta, con lo cual deforma tanto su comprensión de la personalidad como las posibilidades de efectividad de las acciones que se utilizan en la indagación de los fenómenos como en su intervención. (González Rey, 1997)
Resulta necesario tomar en consideración que el funcionamiento psicológico del individuo como personalidad, se integra sistemáticamente en los distintos grados de regulación psíquica, expresándose en cada uno de ellos características generales del sistema de la personalidad.
Tomar como absoluto uno de estos grados, ignorando los otros, significa simplificar la naturaleza real de la personalidad.
Todo ello, nos lleva a enfatizar la necesidad de integración de las directrices psicológicas diferentes por su concepción, en un enfoque único y sistémico del proceso de preparación mental de deportista.
Por tal motivo, González Rey (1997) arguye que las investigaciones e intervenciones que se desarrollan en marcos conceptuales diferentes deben ir orientadas de forma individualizada a la personalidad como sistema, no agotándose en ninguna manifestación parcial de esta, por lo cual resultan válidas, siempre que estén orientadas por una concepción general de la personalidad.
Utilizar los estudios e intervenciones como una tecnología centrada en los procedimientos y dirigida a formas parciales del comportamiento, representa una inadecuación en la representación, tanto de la personalidad a quien se dirige, como del proceso mismo de preparación psicológica.
En la proyección del trabajo el psicólogo debe integrar el conocimiento sobre la personalidad del deportista en un diagnóstico individualizado, incorporando a este diagnóstico todos los elementos del estado actual del golfista, como pueden ser, su representación sobre lo que le ocurre, su disposición a mejorar su estado anímico, sus fortalezas, los conflictos más agudos que experimente, sus limitaciones y deficiencias.
De este diagnóstico surge una estrategia de intervención dirigida no sólo a sus limitaciones e insuficiencias sino al jugador como portador activo de su preparación psicológica mediante la formación de nuevas habilidades o para enfrentar las dificultades de un estado psicológico desfavorable.
Estas estrategias integran acciones en los distintos niveles de la regulación psicológica, que se inter relacionan estrechamente entre sí, por medio de las necesidades y motivos que van apareciendo en el deportista a lo largo del proceso de preparación deportiva, por muestra, si aplicáramos una intervención que proviene de la terapia conductual; es necesario que la intervención sobre el comportamiento no se limite por la extinción o refuerzo de un comportamiento concreto, sino que tiene, también, un sentido total para el deportista, expresado en su subjetividad y criterios acerca de que este cambio implica, los que constituyen los verdaderos factores psicológicos de modificación de la personalidad, lo que puede realizarse al nivel del comportamiento. (García Ucha, 2002b)
De esta forma, intervenir en el plano del comportamiento no es más que una acción complementaria en el marco del proceso de preparación psicológica, cuyo centro es la personalidad del golfista, la toma de conciencia del mismo y el desarrollo hacia grados superiores de regulación de su personalidad.
Al focalizar la personalidad del deportista como centro del trabajo del psicólogo, éste debe informar al jugador de los procedimientos de valoración e intervención, de los posibles beneficios y perjuicios, de los cuidados y controles necesarios para cada método, los riesgos que contraen, la valoración que se ha efectuado del deportista y las causas que inciden en sus limitaciones y riesgos para alcanzar sus metas.
El exhibir esta información en la conciencia del jugador es de hecho uno de los pasos fundamentales para su mejoramiento o perfeccionamiento.
Es lógico que no basta con la toma de conciencia por el jugador aunque es un paso crucial para acometer el entrenamiento mental y la formación, desarrollo o modificación de las habilidades psicológicas al enfrentar las dificultades.
No obstante, nuestra postura teórica, de carácter sociocultural (Vigotski 1937) y del esfuerzo realizado por Hill (2001) tendiente a incluir diversos enfoques teóricos en el Golf, se aprecia que en la mayoría de los estudios predominan los que tienen como fundamento las teorías cognitivas y cognitivo sociales.
Proporciona esta tendencia las características del Golf como deporte. Es típico del Golf que el jugador manipule la pelota alrededor de 20 minutos por partido y pase horas sin efectuar una acción trascendente. Durante ese tiempo y hasta los instantes de la ejecución de cada swing, los jugadores están sometidos a la dirección y contenido de su pensamiento que puede afectar su estado psicológico e incluso hasta llevarlo al “bloqueo” mental.
El pensamiento durante el juego puede ser clasificado como: autodirigido a la tarea, irrelevante e irracional.
La aparición de los dos últimos causa estados emocionales con toda una gama de intensidad y significados, estimulando o empobreciendo el potencial y las ejecuciones del jugador, por ejemplo, el golfista anticipa un golpe exitoso, sus pensamientos están representados en su – “self talk” – propio auto dialogo (Harvey 2002) y el contenido de sus ideas determina el estado psicológico dominante antes y durante el swing,
Los jugadores que permitan la aparición de una ansiedad fuera de la zona optima de rendimiento reaccionan de forma rígida y temerosa y pierden la capacidad de asumir la actitud adecuada cometiendo errores y fallos en sus movimientos (Mc Kay y cols 1997) y (Coello 2000).
A partir de estas observaciones gran parte de los estudios e intervenciones están dirigidos al control de la dirección y contenidos del pensamiento, su programación, los efectos sobre la concentración de la atención, la autoconfianza, la imagen mental del movimiento, el grado de activación y la ansiedad.
Es imprescindible destacar que las teorías cognitivas y cognitivo sociables le confieren un grado muy alto de independencia al pensamiento.
En este sentido, González Rey y Mitjans (1989), indican que “…la idea, reflexión o valoración sobre algo, se construye sobre la base de las emociones, como manifestación de nuestros motivos. En otras ocasiones, las emociones aparecen como resultado de un proceso reflexivo y valorativo, que nos conduce a incluir un hecho en los marcos de un motivo de nuestra personalidad».
Las emociones no deben de verse de manera aislada sino vinculadas lo más estrechamente posible a la personalidad y en ellas influyen todos los procesos y cualidades.
En resumen, es necesario tomar en cuenta que los proceso cognitivos y afectivos no están aislados sino que se encuentran en una unidad indisoluble, en esta intervinculación uno afecta al otro. Sólo para su estudio y para la intervención pueden aislarse estos procesos sin perder la perspectiva de su unidad.
A continuación algunos ejemplos de circunstancias que pueden alterar al golfista:
- La falta de habilidad crea ansiedad cuando el golfista valora que no puede ejecutar las acciones con la precisión requerida, por ejemplo, el viento en una posición no acostumbrada, sea a favor o en contra o cruzado. Esta es una de las condiciones climáticas que afecta al jugador. Puede ser también la lluvia o frió. Si el golfista no acostumbra a ejercitarse en estas condiciones puede no adquirir la destreza motriz para actuar en ella, ni la auto confianza para evaluar que saldrá de la dificultad presente. En su pensamiento surgen ideas que reflejan la presencia de una amenaza en lograr sus motivos y las emociones germinaran con una carga especial capaz de desorganizar aun más las habilidades y hasta los programas mentales de las acciones a ejecutar. Por tanto, todas las circunstancias que puedan tener un carácter novedoso e incluso imprevisto y que se apartan de lo acostumbrado deben ser modeladas y ensayadas. Esto se extiende no sólo a las condiciones climáticas sino que además se relacionan con las dificultades de las tareas debidas a la topografía del terreno y a los obstáculos que pueden aparecer en las calles o el green.
- Las acciones incorrectas o los fallos al inicio de la competencia puede ser otra de las causas que desencadene pensamientos negativos. Si no se logra hacer el primero o el segundo hoyo y en un estado psicológico desfavorable que no alcance al desarrollo de la disposición para rendir el deportista puede no contar con la auto confianza para resistir el fallo como frustración parcial, abandonándose a una ideación negativa que va a influir de forma negativa en todo su accionar en la competencia.
- Los rendimientos favorables del contrario, incluso agravado cuando estos resultados resultan inesperados.
- La presencia de un estado psicológico desfavorable en el golfista como consecuencia de estar fatigado, lesionado o estresado por circunstancias externas al juego. El estado psicológico puede alterar la disposición para la ejecución de las tareas y llevarlos a un estilo de pensamiento donde los contenidos de la ideación tengan un carácter derrotista y pesimista ante las diferentes dificultades o barreras que presente la actividad.
- Ciertas características de personalidad predisponen a los jugadores a pensar de forma negativa, por ejemplo, los golfistas que sean hiper-ansiosos siempre van a sobre-valorar sus errores.
Preparación psicológica del golfista:
En primer lugar para escoger los procedimientos de preparación psicológica del golfista se hace necesario ante todo registrar, evaluar y analizar la información sobre el jugador. Tal información permite la elaboración de un perfil individual del jugador donde aparecen las potencialidades, las limitaciones y los posibles riesgos que debe correr en el transcurso de la actividad.
El psicólogo en la planificación de la preparación psicológica debe llegar a responderse preguntas como quién es el jugador y qué quiere realmente.
Métodos como la entrevista, que puede contener la exploración de diferentes áreas de la actividad deportiva y de la vida del golfista incluyendo el conocimiento de qué condiciones de la actividad le resultan más agradable o difíciles, cuáles son sus cualidades reales, cómo se siente cuando se equivoca o comete fallos y errores, cuál era el curso de su pensamiento en los mejores rendimientos y en los peores. Cómo lo afectan sus errores, bajo que condiciones juega con presión, definiendo esta como la ansiedad por rendir al mas alto grado en una situación determinada. (Beilock 2001) y cuestiones relativas a la auto confianza y otras formaciones de la personalidad como la auto valoración, las motivaciones y los ideales que incitan al deportista.
Los resultados deben de ser comparados con observaciones y cuando estas no incluyen a las circunstancias que resultan de interés para la conformación del perfil psicológico se pueden desarrollar encuestas, escalas y aplicar tests psicológicos que nos hagan llegar a la información necesaria sobre el jugador.
Resulta de interés analizar los propios resultados en entrenamientos y competencias y las condiciones externas como el estado psicológico del jugador mientras alcanzaba los resultados.
En esta parte que concierne a la evaluación del golfista es útil considerar las exigencias del juego que se señalaron al inicio de este capítulo. Es importante llevar a la reflexión del deportista los resultados de esta valoración de manera que contribuya a fortalecer su desarrollo personal.
En nuestro desempeño durante la preparación psicológica de los jugadores empleamos tanto el enfoque cualitativo como cuantitativo. Se incluyen técnicas abiertas, en el primer caso, como el completar frases, el método de los 10 Deseos de González Serra (1995), las composiciones y la historia de vida del deportista. En el ámbito del enfoque cuantitativo se utilizan tests psicológicos como el Inventario de Ansiedad estado rasgo de Spielberger y cols. (1970), el POMS de McNair y cols. (1971), las Escalas Cortas de Motivación de Butt (1979) el Test de Auto confianza de Vealey (1986) y otras técnicas e instrumentos psicológicos.
El centro de la evaluación del deportista lo constituye la entrevista a la cual debemos acudir ya que permite intercambiar con el jugador los resultados que se van obteniendo mediante otros métodos.
Al final del proceso de evaluación resultara evidente la esfera de motivación del jugador, su grado de auto confianza, adecuación de su auto valoración, las condiciones de la actividad que son valoradas como amenazas, la tendencia a reacciones emocionales negativas y otros datos de interés para la programación de las medidas de intervención y entrenamiento psicológico.
La preparación psicológica del golfista como la de otro deportista debe desarrollarse considerando tanto los aspectos psicológicos como todo lo relacionado a la calidad de su preparación deportiva y el grado de entrenamiento alcanzado.
Es prácticamente imposible garantizar que el proceso de preparación psicológica sea efectivo en deportistas cuyo grado de entrenamiento es deficitario o no se logro mediante la preparación y el entrenamiento deportivo que llegue a la “forma deportiva”. Es decir, su estado de máximo de rendimiento.
La tarea del psicólogo es apoyar la preparación deportiva y no sustituirla por medio de intervenciones psicológicas que resultaran incapaces por sí misma de proporcionar la forma deportiva.
El rendimiento depende de manera esencial del grado de entrenamiento y adquiere la seguridad de manifestarse en la competencia por medio de la preparación psicológica.
Un programa de preparación psicológico para golfista, tras considerar las características propias del deporte, la personalidad del participante y el grado de entrenamiento deportivo precisa la selección de los procedimientos de intervención psicológica para la formación de una elevada disposición a rendir y la regulación de los estados emocionales.
En nuestras experiencias acometemos la preparación psicológica mediante la utilización de intervenciones psicológicas organizadas en un sistema escalonado de enseñanza y aplicación en el jugador.
En el mismo se considera como un aspecto crucial partir de una relación adecuada con el golfista, donde se establezca la credibilidad y empatía entre el psicólogo y el jugador.
Seleccionamos como técnicas y procedimientos a emplear:
- Las técnicas de respiración.
- La relajación.
- La visualización.
- Las técnicas de auto diálogos.
- El empleo del registro de las reflexiones y estados en un diario y su posterior análisis.
- El establecimiento de metas.
Es conveniente instruir y entrenar al jugador en procedimientos como las técnicas de respiración que resultan útiles para la relajación y activación del estado físico y psicológico del participante.
Seguidamente podemos introducir sistemas de relajación que comprendan variantes novedosas del entrenamiento psicomotor de Jacobson (1930) como utilizar elementos del entrenamiento autógeno de Schultz (1969). y de Benson (1993). (Sherman y cols. 2000)
Las ventajas de estas técnicas radican en que alivian considerablemente las tensiones musculares que facilitan que se cometan errores y fallos en la ejecución de los movimientos. Asimismo, permiten perfeccionar la auto percepción del estado de tensión de los grupos musculares lo que hace más adecuado el feedback para la regulación de la acción y modifican los estados psicológicos negativos. El deportista puede regular su grado de activación y con ello favorecer sus rendimientos.
Cuando se logra que un deportista emplee las técnicas de respiración y alcance la relajación se obtiene el beneficio del estado psicológico, estableciendo la base sobre la cual podemos emplear otros procedimientos que demandan para su realización el dominio de estas técnicas, por ejemplo la terapia de desensibilización progresiva de Wolpe (1958), la Visualización y la Meditación (Parent, 2002) y el uso de intervenciones dirigidas a los procesos cognitivos, tal como la inoculación del estrés de Meichenbaum (1983)
Uno de los asuntos que con más atención debemos considerar en el Golf se corresponde con el llamado constante a regular la ideación del jugador dado el tiempo que permanece evaluando su situación y la de sus contrarios. Acontecimientos relacionados con la calidad de las jugadas, por ejemplo las dificultades para salir del rough, sacar la pelota fuera de la calle, igualmente las preocupaciones externas al juego y las vivencias próximas de fracasos anteriores que pueden repetirse tienen un efecto sobre el curso de los pensamientos y la autoconfianza del golfista.
Por ello hay que centrarse en el auto dialogo. En ayuda a esta circunstancia y luego de alcanzar la habilidad para relajarse debemos desarrollar un programa donde su pensamiento este dirigido a la tarea deportiva con reflexiones que lo auxilien a mantener el foco de la atención y a garantizar que su potencial pueda ser actualizado en la contienda.
Una preocupación excesiva y tratar de dominar aspectos no controlables del juego la aparición de dudas y temores pueden llevar al deportista junto a otros factores al “bloqueo psicológico” y con ello a la perdida de las condiciones para alcanzar los rendimientos.
En auxilio a esta situación se vienen desarrollando en los últimos años las técnicas de auto-habla.
Ramírez (2002) argumenta que “… La Técnica del Auto-habla es una intervención de carácter cognitivo-conductual con una serie de beneficios bien conocidos. El primer paso en esta técnica es despertar la conciencia del sujeto a sus pensamientos, entrenar al sujeto en percibir el nivel cognitivo, escuchar el auto-habla. El segundo paso consiste en entender este auto-habla como facilitador o perjudicial del rendimiento y desde este estado, el intentar sustituir este habla negativa por uno de carácter más positivo o realista. El uso de un auto-habla facilitador del rendimiento nos llevará a un cambio en las cogniciones del sujeto, y por lo tanto a un cambio en las emociones y finalmente, el deseado cambio en la conducta, entendida como rendimiento en el área deportiva”.
En lo fundamental se trata de sustituir los contenidos del pensamiento con frases de carácter positivo, optimista y dirigido a la acción.
Como quiera que las ideas irracionales e irrelevantes puedan sorprender, el deportista debe tener un grado de preparación previo para poder revertir sus razonamientos a un curso adecuado. Para ello debe registrar las condiciones de la competencia cuando aparecen pensamientos negativos.
Durante años se instruye a los jugadores a tener un tipo de diario donde colocar sus preocupaciones y expresar sus opiniones acerca de su estado de animo, incluyendo la ansiedad, los temores y dudas relacionadas con su posible actuación.
El golfista no debe de interesarse inicialmente por lo escrito en el diario. Solo después de transcurrido unos seis o siete meses se le solicita al jugador que haga un análisis de los contenidos expresados por él en el diario y comparar si sus preocupaciones, dudas y temores llegaron a confirmarse en su vida deportiva.
El procedimiento tiene como propósitos demostrarle que casi en un por ciento muy elevado los pensamientos negativos y las preocupaciones como las sensaciones de amenaza no se cumplen. Han tenido como consecuencia un análisis excesivo y sobre valorado de muchas de las circunstancias en que se encontraban.
Otra de las técnicas empleadas es el establecimiento de metas.
Steinberg (2000) demostró que golfistas orientados a logros de maestría y de éxito obtenían mejores resultados cuando adoptaban una sola meta en la competencia.
La aplicación del establecimiento de metas en golfista debe de considerar como en ningún otro deporte la posibilidad de reevaluar las metas de acuerdo con un grado más realista en conformidad a como avanzan los torneos. Esto es recomendable por la tendencia tan fuerte al perfeccionismo en el golfista la cual puede llevarlo a una postura muy rígida en cuanto al cumplimiento de sus metas. Una estrategia de establecer las metas a tenor con los escenarios en que se encuentra el deportista facilita una mejor adaptación a los resultados inesperados de los torneos, cuestión que ocurre con frecuencia en el Golf. El deportista debe tener una meta y a la vez una segunda meta que sea capaz de aceptar en caso de que no logre su propósito iniciar. La reestructuración de las metas resulta muy beneficiosa en el golfista.
Conclusiones:
- El Golf es un deporte que en la actualidad presenta amplias posibilidades para la aplicación de la Psicología del Deporte, tanto en la esfera de al investigación como en la práctica.
- Resulta de importancia la determinación precisa del perfil de exigencias psicológicas del golfista.
Recomendaciones:
Las organizaciones que representan al Golf harían una contribución extraordinaria a la participación de la Psicología del Deporte facilitando las condiciones para la creación de un programa permanente de capacitación en esta rama de los jugadores, caddies, entrenadores y otros representantes del deporte.
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