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Estilos de Dirección, Liderazgo, Procesos Grupales y Resultados Competitivos en Equipos de Fútbol Sala Primera Parte

Estilos de Dirección, Liderazgo, Procesos Grupales y Resultados Competitivos en Equipos de Fútbol Sala
Autores: Dr. Julio César Casales F., M.Sc Elizabetha González T., M.Sc Aylín Caballero P. Institución: Facultad de Psicología, Universidad de la Habana
http://www.monografias.com/trabajos96/estilos-direccion-liderazgo-equipos-futbol-sala/estilos-direccion-liderazgo-equipos-futbol-sala.shtml

Comunicaciones en relación con este trabajo, a través de: casales@psico.uh.cu
Resumen
Introducción

Fundamentos conceptuales

Aspectos metodológicos e instrumentales

Análisis de los resultados

Conclusiones

Referencias bibliográficas

RESUMEN:
El objetivo general de la presente investigación consistió en determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Sala, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos del estilo de dirección de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo en las situaciones de juego, así como los niveles de integración sociométrica grupal de la membresía tanto en el plano funcional como emocional.
Este estudio reconoce la existencia de una variedad de factores que pueden afectar la eficacia grupal competitiva. Algunos de estos se basan en elementos técnico-tácticos de las situaciones de juego, así como en competencias y habilidades individuales de los participantes; pero otros dependen de variables de naturaleza psicosocial. De manera que el estudio brinda soporte a la perspectiva de entender el desempeño como un proceso resultante de la influencia de múltiples factores. Resulta importante esclarecer el rol de cada uno de estos, y la manera en que se integran en un resultado global.
La muestra estuvo integrada por los 13 equipos participantes en el Campeonato Provincial de Fútbol Sala Rama Masculina Primera Categoría de la Ciudad de la Habana, celebrado en el 2012. Estudiamos el patrón de desempeño de estos considerando la proporción de juegos ganados y perdidos. Para determinar el grado de interdependencia entre las variables se construyó una matriz resultante de la base de datos elaborada a la que se le aplicó el coeficiente de correlaciones tipo Pearson.
Los resultados de mayor significación pusieron de manifiesto la existencia de correlaciones estadísticamente significativas y positivas al nivel de (p.05), entre la Ejecución del Equipo y las variables relacionadas con las Actitudes de la Membresía hacia el Estilo de Dirección de su Director Técnico, y el Grado en que el Capitán del Equipo era considerado como un Verdadero Líder de Grupo. Sin embargo, el estudio arrojó correlaciones significativas pero negativas entre la Ejecución del Equipo y su Estructura Sociométrica, tanto en el Plano Funcional como Emocional. Un resultado que confirma nuestros hallazgos en investigaciones precedentes, y que pone de manifiesto la orientación fundamentalmente competitiva, más bien que emocional de determinados equipos. Su interpretación e implicaciones se discuten en el informe.

I- INTRODUCCIÓN:
El presente estudio se inserta dentro de un programa de investigaciones desarrollado en la Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, bajo la dirección del Dr. Julio César Casales F., cuya finalidad ha sido determinar el impacto que sobre la efectividad de Grupos y Organizaciones tienen un conjunto de variables pertenecientes al subsistema directriz. El objetivo más general de ese programa, ha consistido en el desarrollo de un modelo de análisis de los factores determinantes de la eficacia directiva (Ver Casales, 1986, 1991, 1996, 1999a, 1999b, 2005).
Estos estudios fueron desarrollados inicialmente en el sector empresarial (véase Casales, 1996), pero se han ido extendiendo progresivamente a otros sectores como el área de prestación de servicios de Salud (Casales, 1999b), así como a la esfera educacional de nivel universitario (Casales, 2005), por necesidades de la práctica, y con vistas a la verificación de ciertas hipótesis relacionadas con el modelo de análisis, lo cual permitiría identificar alguna base común en las situaciones estudiadas a pesar de las diferencias. En la última etapa de nuestro trabajo intentamos hacer extensivos los resultados iniciales, a la esfera de grupos que compiten en la esfera deportiva. (Véase Casales, González, Machado y Casañas, 2010). La presente investigación se desarrolló para dar continuidad a este último propósito, analizar en qué medida, la integración de variables consideradas por el programa de Casales en investigaciones precedentes, tienen un impacto en la manera en que los grupos trabajan y funcionan en este nuevo sector. Obviamente, no pueden considerarse del mismo modo a los equipos que compiten en la esfera deportiva con respecto a los grupos de trabajo dentro de una empresa (como las brigadas de perforación y extracción de petróleo), o los equipos que prestan servicios de salud en las salas de un hospital, o los departamentos docentes en una universidad; ya que en cada uno de estos sectores se plantean problemas específicos de gestión que son de una naturaleza muy distinta. Sin embargo, es necesario conocer qué regularidades relativas a los procesos grupales y de ejercicio del liderazgo subsisten, y dónde radican las diferencias.
Para cumplimentar nuestro propósito nos planteamos en la presente investigación el siguiente objetivo general: «Determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Sala, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos del estilo de dirección de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo en las situaciones de juego, así como los niveles de integración sociométrica grupal de la membresía tanto en el plano funcional como emocional».
Como se observa, esta investigación difiere de la de Casales y Cols. (2010) en que se incluye un estudio de los efectos en los resultados competitivos de los equipos, de las actitudes de la membresía hacia las pautas de comportamiento relativas al estilo de dirección de su Director Técnico, y de los efectos del grado de integración sociométrica grupal en la esfera emocional.
II- FUNDAMENTOS CONCEPTUALES.
2.1) Revisión de la literatura científica sobre el tema: Los estudios sobre liderazgo en la esfera deportiva.
Las primeras investigaciones acerca de la efectividad del liderazgo y de los procesos directivos se llevaron a cabo fuera de los entornos deportivos; por lo general en la industria, en el área de la administración de negocios, en el campo militar y en la esfera educacional. Amplias referencias de investigaciones en cada uno de estos sectores se encuentran en Bass and Bass (2008). Sin embargo, en vista de los objetivos del presente trabajo nos concentraremos en una revisión de las investigaciones en la esfera deportiva.
En retrospectiva podemos plantear que también en la esfera deportiva los enfoques de rasgos y los conductuales resultaron excesivas simplificaciones para una adecuada comprensión de los determinantes del liderazgo efectivo. Las investigaciones que pusieron a prueba estos enfoques conceptuales han dado lugar a modelos teóricos y diseños de investigación más complejos y avanzados. Una extensa revisión de la literatura así lo atestigua, y confirma la importancia y actualidad del tema en los últimos años. Véase Jowett (2001); Kozub and Peace (2001); Horn (2002); Janssen and Dale (2002); Lyle (2002); Jowett and Cockerill (2002); Kellett (2002); Borrie and Knowles (2003); Jowett (2003); Sullivan y Kent (2003); Pain and Harwood (2004); Richardson and Riley (2004); Moradi (2004); Jowett and Ntoumanis (2004); Hernández y Canto (2005); Lin, Jui-Chia and Esposito (2005); Loehr (2005); Konter (2005); Loughead, and Hardy (2005); Shu-Chen (2005); Jowett, Paull, Pensgaard, Hoegmo and Riise (2005); Crust y Lawrence (2006); Ivey and Kent (2007); Gould, Collins, Lauer and Chung (2007); Maças, Claudino, Serodio-Fernandes, y Sampaio (2007); Arce, Torrado, Andrade, Garrido, y De Francisco (2008); Horn (2008); Nazarudin (2009); Ramzaninezhad, y Hoseini (2009); Weinberg and Gould (2010); Arce, Torrado, Andrade y Alzate (2011); Konter (2012).
A continuación presentamos algunos resultados que conviene referenciar para que se tenga una idea más clara de la dirección de las investigaciones en esta esfera. Para comprobar las relaciones especificadas en los modelos y su aplicabilidad a la predicción de la efectividad del liderazgo en los contextos deportivos, se ha partido del desarrollo de instrumentos para la medición de los constructos. Una de las primeras aproximaciones en relación con ese asunto lo constituyen los estudios realizados por Smith, Smoll y Hunt (1977) sobre la conducta de los entrenadores deportivos. Estos primeros estudios están basados en el instrumento CBAS (Coaching Behavior Assessment System). Se trata de un Sistema para Evaluar las Conductas del Entrenador que pretende llevar a cabo un inventario de sus conductas para luego desarrollar programas de educación de entrenadores.
El trabajo de Arce, Torrado, Andrade y Alzate (2011) tuvo como objetivo fundamental la construcción de una escala de evaluación del liderazgo ejercido por deportistas, la cual fue diseñada a partir de una muestra de 407 jugadores de fútbol españoles, de la categoría senior, de la Comunidad Autónoma de Galicia (España), que participaban en las competiciones federadas autonómicas y estatales. Las edades de los deportistas estaban comprendidas entre 16 y 38 años. Los sujetos evaluaron las características de los líderes de equipos deportivos sobre un total de 54 ítems.
La escala inicial partía de la línea tradicional de los estudios de liderazgo, en el sentido de la consideración de dos grandes dimensiones: Orientación a la Tarea y Orientación Social. La orientación a la tarea significa de acuerdo con estos autores que el líder deportivo está concentrado en la actividad deportiva esforzándose continuamente por entrenar duro y competir con el máximo empeño. La orientación social es una dimensión de mayor amplitud y se descompone aquí, con base en investigaciones previas (Arce et al., 2008), en cuatro sub dimensiones: Empatía, Influencia en la Toma de Decisiones, Valores Deportivos y Apoyo Social.
De acuerdo con esto, la Empatía se refiere al grado en que el líder emergente se preocupa por lo que le sucede a sus compañeros, comprende sus problemas y se identifica con sus sentimientos. La Influencia en la Toma de Decisiones se refiere al grado en que aprovecha el respeto que le tienen los compañeros para ejercer influencia en el proceso de toma de decisiones grupales. El desarrollo de Valores Deportivos se refiere al grado en que el líder emergente desarrolla valores que orientan el comportamiento de sus compañeros en el deporte y en la totalidad de la vida. El apoyo Social se refiere al grado en que proporciona apoyo emocional y feedback positivo a sus compañeros de equipo.
Todos los ítems representaban conductas que se pueden atribuir a los deportistas que funcionan como líderes en sus equipos, a juzgar por la revisión de la literatura dedicada al tema y sobre la base del trabajo de Arce et al. (2008). A los sujetos se les pidió que indicasen la frecuencia con que los líderes mostraban cada una de las conductas en una escala de 1.a.5, donde 1 significaba «casi nunca», 2 «pocas veces», 3 «algunas veces», 4 «a menudo» y 5 «casi siempre». La ubicación de los ítems en la escala siguió un proceso ordenado, de forma que se alternaban en función del factor previo al que pertenecían.
En cuanto al procedimiento, la escala se administró a los deportistas de manera colectiva siguiendo un procedimiento estandarizado. Cada deportista debía pensar en el compañero de equipo que mejor había actuado como líder. A continuación, debía valorar la frecuencia con que dicho jugador realizaba cada una de las 54 conductas recogidas en la escala.
Se realizaron análisis factoriales exploratorias y confirmatorias, así como análisis de fiabilidad y evaluación de la consistencia interna de los factores. Los resultados ofrecieron una escala de 30 ítems, agrupados en 5 factores, que permite la evaluación del liderazgo entre deportistas de equipo. Los factores fueron denominados Empatía, Orientación a la Tarea, Influencia en la Toma de Decisiones, Valores Deportivos y Apoyo Social. La escala presenta buenas propiedades psicométricas en términos de la fiabilidad de los ítems y de evaluación de la consistencia interna de los factores, con valores de Alpha de Cronbach que se sitúan entre .776 y .849.
Se realizó un análisis factorial de segundo orden, en que se obtuvo evidencia de que la orientación a la tarea se posiciona separada de los otros cuatro factores primarios, que se agrupan en un factor de orientación social.
De igual modo, Kozub and Peace (2001), desarrollaron la Escala de Liderazgo del jugador (Player Leadership Scale) (PLS), asentada en el modelo teórico predominante de dos dimensiones (orientación a la tarea y orientación social), sobre la base de equipos de baloncesto de educación secundaria, para medir la influencia del liderazgo del entrenador sobre los jugadores. Consta de 12 ítems distribuidos en dos subescalas, de orientación a la tarea y orientación social. Los ítems fueron generados a partir de una revisión de la Leadership Scale for Sports (LSS-Escala de Liderazgo en el Deporte) de Chelladurai and Saleh (1980), y del Leader Behavior Description Questionnaire (LBDQ).
Sin embargo, en los estudios acerca del liderazgo deportivo, el Modelo Multidimensional del Liderazgo de Chelladurai constituye la referencia fundamental: Chelladurai (1990), Chelladurai and Saleh (1978 y 1980), Chelladurai and Riemer (1998). Se trata de un Modelo desarrollado específicamente para el ámbito deportivo.
Es decir, que a pesar del atractivo de determinadas teorías situacionales, Chelladurai considera que el principal problema en el intento de transponer las teorías generales de la dirección al ámbito deportivo, ha consistido en la falta de consideración de las características y demandas únicas de los entornos y equipos deportivos (Chelladuria, 1978 y 1990), a pesar de que las mismas proporcionen marcos útiles para la comprensión de la problemática del liderazgo. En respuesta, Chelladurai (1978, 1990) desarrolló el modelo multidimensional del liderazgo para proporcionar un marco conceptual que permita el análisis de la efectividad del liderazgo en el ámbito deportivo.
Chelladurai plantea que la efectividad del liderazgo constituye un proceso dinámico, basado en una serie compleja de interacciones entre los miembros, el líder del grupo, y las limitaciones situacionales. La esencia de su modelo plantea que las características situacionales tienen un impacto en la conducta del entrenador y, a su vez, la conducta del entrenador tiene consecuencias para la satisfacción del atleta y el rendimiento individual y de equipo.
El modelo de Chelladurai parte de considerar la importancia de la interacción de tres factores fundamentales del comportamiento del líder. (Aquí utiliza el término líder para referirse al entrenador del equipo). Dichos factores son los siguientes:
1- La conducta requerida del líder: es la conducta que se espera que este lleve a cabo.
2- La conducta real del líder: es la conducta que el líder o entrenador lleva a cabo de hecho. Esta conducta es la que perciben los deportistas de su entrenador.
3- La conducta preferida del líder: hace referencia a las preferencias de los deportistas en relación con la conducta del líder, y está en función de las características de la situación y de los deportistas.
El presupuesto más importante del modelo de Chelladurai es que el grado de congruencia entre estos tres factores de la conducta del líder, determina el rendimiento y la satisfacción de los miembros del equipo. (Chelladurai y Saleh, 1980). Es decir, cualquier entrenador si quiere ser efectivo debe intentar adecuar su conducta real de liderazgo a las preferencias de los deportistas y a los requerimientos de la situación. De manera que la conclusión fundamental de las investigaciones realizadas, es que ningún estilo por sí solo es mejor que el resto, sino que éste depende de la situación y de los deportistas. Es importante (Chelladurai, 1990), que el entrenador conozca el mayor número de detalles para saber qué estilo de liderazgo aplicar en cada momento para que su interacción con los deportistas sea óptima. Por ello, para Chelladurai, los buenos líderes modifican su comportamiento para adaptarlo mejor a la situación y a las necesidades de los miembros. En otras palabras son líderes transformacionales. En consecuencia, el comportamiento de coaching efectivo varía en contextos específicos de acuerdo con las características de los atletas y el cambio de la situación prescrita (Chelladurai y Saleh, 1978). Por ello, el contexto de la situación deportiva y las características del entrenador y los propios atletas dictan el comportamiento de liderazgo apropiado. Esta es la razón por la que el reto para los entrenadores (como se ha dicho), es mostrar flexibilidad en la adaptación de su estilo de liderazgo dominante para adaptarse a las situaciones específicas de liderazgo. Debe existir congruencia entre los comportamientos reales, necesarios y preferidos según el autor. Por lo tanto, cuando se producen discrepancias, los líderes se enfrentan a dilemas importantes, si es que continúan sin realizar cambios significativos y esperan (o alientan) a los demás a ser más serviciales.
Por otra parte, debe tenerse presente según Chelladurai, que el comportamiento no ocurre en el vacío, de manera que los tres aspectos de la conducta del líder identificados más arriba, están afectados por una serie de antecedentes y consecuentes. Dentro de los antecedentes, Chelladurai resalta:
a) Las características de la situación: tipo de deporte (individual versus de equipo), tiempo disponible para decidir, historia del grupo, el poder del entrenador, el tamaño del grupo, etc.
b) Las características del líder (entrenador). De acuerdo con este autor, aun cuando resulta difícil determinar las características universales de los líderes, sin embargo se pueden perfilar de manera general algunas características necesarias aunque no suficientes, como serían la inteligencia, la asertividad, la persuasión, flexibilidad, etc.
c) Las características de los miembros (deportistas). Aspectos como el sexo, la experiencia, el nivel deportivo, la motivación, la percepción de competencia, etc., de los deportistas pueden influir en el liderazgo del entrenador.
La interacción de los tres antecedentes con los de la conducta del líder ofrece como resultado las consecuencias del liderazgo. Chelladurai considera al rendimiento y a la satisfacción como los dos máximos exponentes de la consecuencia del liderazgo. El rendimiento podría ser medido utilizando distintas medidas (por ejemplo, porcentaje de victorias/derrotas del equipo, cantidad de tiempo jugado, etc.). Y la satisfacción hace referencia al grado de aprobación de los deportistas de los distintos aspectos del liderazgo y de los resultados obtenidos por el equipo en un período de tiempo determinado. Las investigaciones de Chelladurai ponen de manifiesto que el grado de satisfacción de los deportistas es mayor cuando los entrenadores muestran conductas de feedback positivo, apoyo social, entrenamiento, instrucción y conducta democrática.
El modelo de Chelladurai, lleva asociada una herramienta de evaluación denominada Leadership Scale for Sports (LSS), conocida como Escala de Liderazgo en el Deporte (Chelladurai and Saleh, 1980). Posiblemente resulte la Escala de Liderazgo para el Deporte más conocida, la cual ha sido traducida a más de 15 idiomas. Mediante esta se miden las dimensiones del liderazgo utilizado por los entrenadores (es decir, sirve para medir un amplio espectro de comportamientos de liderazgo). La versión definitiva de la LSS se compone de 40 ítems agrupados en cinco dimensiones del comportamiento del líder en la esfera deportiva: Un factor de Orientación a la Tarea (mide el comportamiento de Entrenamiento e Instrucción del entrenador. Es decir, sus comportamientos instructivos), dos factores relacionados con los estilos de dirección vinculados con el proceso de toma de decisiones (Autoritarismo y Democratismo) y dos factores que miden las tendencias motivacionales del entrenador (Apoyo Social y Feedback Positivo). Los sujetos responden a cada item utilizando una escala de 5 grados. Las cinco alternativas de respuesta son Siempre, A menudo, Ocasionalmente, Rara vez, y Nunca, en la que «Siempre» representa el 100% del tiempo, «A menudo» alrededor del 75% del tiempo, «Ocasionalmente» aproximadamente el 50% del tiempo, «Rara vez», el 25% del tiempo, y Nunca, representa el 0% del tiempo (Chelladurai, y Saleh, 1980).
La puntuación de cada ítem va desde Siempre (5 puntos), A menudo (4 puntos), Ocasionalmente (3 puntos), Rara vez (2 puntos) y Nunca (1 punto). La suma de las puntuaciones de los ítems de una dimensión se divide entre el número de ítems de dicha dimensión para derivar la puntuación de cada individuo.
Las 5 dimensiones del comportamiento del líder se definen por Chelladurai (1990) del siguiente modo:
— Formación e instrucción de comportamiento:
(Capacitación y entrenamiento)
Se refiere al comportamiento del entrenador dirigido hacia la mejora del rendimiento de los atletas. Se trata de un comportamiento que hace énfasis en el rendimiento. Estos comportamientos facilitan el entrenamiento duro y agotador, e instruye a los atletas en las habilidades, técnicas y tácticas del deporte mediante técnicas de capacitación; aclara la relación entre los miembros, y estructura y coordina las actividades de estos.
— Comportamiento Democrático:
Se refiere al grado en que el entrenador permite una mayor participación de los atletas (pidiendo su opinión) en las decisiones relativas a los objetivos del grupo, y en los medios para alcanzarlos; así como en la puesta en práctica de métodos, tácticas y estrategias de juego.
— Comportamiento autocrático:
El comportamiento que implica la toma de decisiones unipersonales, haciendo énfasis en la autoridad personal. Nunca considera las opiniones de los atletas en la toma de decisiones, y los atletas deben obedecer sus órdenes.
— Apoyo social:
Comportamiento caracterizado por una preocupación por el bienestar de los deportistas individuales, un ambiente positivo en el grupo, y cálidas relaciones interpersonales con los miembros.
— La retroalimentación (feedback) positivo:
Se refiere al comportamiento del entrenador que refuerza al atleta al reconocer y premiar el buen desempeño.
Se elaboraron tres versiones de la Escala definitiva: La Versión de Percepción del Jugador. Se trata de la percepción que tiene el jugador de la conducta real de su entrenador. En esta figuran ítems sobre como perciben los deportistas la conducta real de su entrenador. La Versión de Preferencia del Jugador. Se refiere a la conducta que se prefiere del líder (entrenador). Hace referencia a las preferencias de los deportistas en relación con los comportamientos del entrenador. En esta versión figuran las conductas de un entrenador ideal. La Versión de Percepción del Entrenador de su Propia Conducta. Mide la Conducta Requerida del Entrenador. Es decir, la conducta que se espera que llevará a cabo. Mide la percepción del entrenador de su comportamiento de liderazgo.
De manera que el LSS puede ser utilizado para examinar: a) Las percepciones de los atletas con respecto a la conducta real de su entrenador, b) Las preferencias de los atletas con respecto al comportamiento del entrenador como líder y c) Las percepciones del entrenador con respecto a su propio comportamiento.
Cada item se encuentra precedido por una frase, por ejemplo: «El entrenador debe …», o «Prefiero que mi entrenador …», etc, en dependencia del objetivo de la escala particular de que se trate, ya sea la referida a las percepciones de los atletas con respecto al comportamiento del líder, la relativa a las preferencias con respecto a la conducta del líder o la correspondiente a la percepción del entrenador con respecto a su propia conducta.
A continuación presentamos algunos ejemplos de dos de estas versiones de la prueba, tomados de Hernández y Canto (2005), para que se tenga una idea más clara del instrumento:
Versión de preferencia del deportista.
INSTRUCCIONES:
Cada uno de los ítems del siguiente cuestionario describe uno de los comportamientos específicos que puede tener un entrenador. Indica tu preferencia. Contesta todos los ítems, incluso si no estás seguro en alguno de ellos. Por favor comprende que no estás evaluando ni a tu entrenador actual ni a ningún otro entrenador. Lo que se pide aquí son tus preferencias personales. No hay respuestas correctas ni incorrectas. Tus respuestas sinceras y espontáneas son importantes.

Prefiero que mi entrenador:

1 2 3 4 5
1. Se preocupe de que los jugadores entrenen al máximo de sus posibilidades.
2. Pregunte la opinión de los jugadores sobre la táctica que han de usar en algunos partidos.
3. Ayude a los jugadores en sus problemas personales.
4. Felicite a un jugador delante de los demás por jugar bien.
5. Explique a cada jugador la técnica y la táctica a seguir.
6. Planifique los entrenamientos sin tener en cuenta las opiniones de los jugadores.

Versión de percepción del entrenador de su propia conducta.

Cuando entreno:

1 2 3 4 5
1. Procuro que los jugadores se esfuercen al máximo
2. Pido la opinión de los jugadores sobre la táctica a utilizar en determinados partidos.
3. Ayudo a los jugadores en sus problemas personales.
4. Felicito delante de las demás a un jugador por su buen juego.
5. Explico a cada jugador durante los entrenamientos las técnicas y tácticas del deporte
6. Planifico sin pedir opinión a los jugadores

En cuanto a las propiedades psicométricas de la LSS, puede plantearse que se han realizado numerosas pruebas psicométricas y posee un apoyo en general bueno. En tal sentido puede plantearse lo siguiente:

Fiabilidad. Fueron utilizadas estimaciones de consistencia interna (Alfa de Cronbach) para las cinco dimensiones (sub escalas) de liderazgo de la LSS en los estudios realizados por Chelladurai y Saleh (1980).
La consistencia interna de las estimaciones para la versión de la LSS que mide la preferencia de los atletas de las dimensiones de la LSS, para la versión que mide la percepción de los atletas de las dimensiones de la LSS, y para la versión que mide la percepción de los entrenadores de su propio comportamiento, resultan de manera general satisfactorias, de conformidad con una serie de estudios reportados por Chelladurai y Saleh (1980). Esta tendencia se manifestó también por Chelladurai (1990) en su revisión de la Escala. Es decir, las tres versiones de la LSS se consideran fiables.
Validez. Entendida como el grado en que el LSS mide Liderazgo en los deportes. El LSS se ha demostrado como un instrumento válido en la medición del liderazgo en el deporte por una variedad de estudios. Cuatro diferentes tipos de validez se han establecido para la LSS incluyendo validez factorial, validez de contenido, validez convergente y discriminante y validez de criterio. Chelladurai y Saleh (1980) fundamentan la validez factorial, en vista de que los items tenían un similar factor de estructura. (Es decir, el factor de estructura pudo considerarse estable). También consideraron la validez de contenido, en vista de que en los estudios realizados, las cinco subescalas del comportamiento del líder resultaron consistentes con los resultados alcanzados en el proceso de construcción de la prueba. En cuanto a la validez convergente y discriminante, fue fundamentada (Chelladurai, 1990), en vista de que diferentes versiones de la prueba podrían ser utilizadas para medir el liderazgo en los deportes. Y con respecto a la validez de criterio, estuvo referida a la capacidad de la escala para estimar (medir) algún tipo de comportamiento diferente de aquello para lo que la escala fue diseñada. Es decir, en qué medida la LSS puede ser utilizada para estimar factores psicológicos distintos del liderazgo. Según Chelladurai (1990), la validez de criterio se desprende del grado de relación entre las cinco dimensiones de comportamiento del líder y variables seleccionadas como criterio. Esto es, una variedad de estudios han mostrado una relación de apoyo entre las cinco dimensiones del comportamiento del líder y otros factores psicológicos. Estos factores incluyen la satisfacción de los atletas, sus niveles de rendimiento, el comportamiento de deserción en el atletismo, y el grado de compatibilidad entrenador-atleta.
Una serie de investigaciones se han desarrollado sobre la base del modelo de Chelladurai, y han puesto a prueba su validez y utilidad: Moradi (2004); Shu-Chen (2005); Horn (2008); Nazarudin (2009); Ramzaninezhad, y Hoseini (2009). Por el interés que suscitan, haremos referencia explícita sobre algunos estudios que ponen de manifiesto que las preferencias de los atletas por las diferentes dimensiones del comportamiento del entrenador (es decir, por el liderazgo ejercido por este), dependen de factores como la edad, el sexo, la nacionalidad y el tipo de deporte. Estos trabajos indican lo siguiente:
Con respecto al sexo, en un estudio sobre preferencias de género y liderazgo, Hastie (1995) administrando la Versión Preferencia del LSS, encontró en equipos australianos de voleibol de secundaria básica, que los niños prefieren más Comportamiento Autocrático que las niñas, las que a su vez prefieren más Feedback o retroalimentación positiva. Por otra parte, existen algunas evidencias acerca de que los hombres prefieren las conductas más instructivas y un estilo autocrático de liderazgo (Terry, 1984). En cuanto al tipo de deporte, curiosamente, existe evidencia de que los participantes en deportes de equipo altamente interactivos tales como baloncesto, fútbol o voleibol, prefieren un liderazgo más autocrático, en contraste con las preferencias de los participantes en deportes co-actuantes como la natación o el bolo (Terry y Howe, 1984; Terry, 1984).
Con respecto a la nacionalidad, Hastie (1995) administrando la Versión Preferencia del LSS, encontró diferencias entre equipos australianos y canadienses de voleibol. Según su estudio, los jugadores de voleibol australianos prefieren más Comportamiento Democrático que los canadienses. Con respecto a la edad, existe determinada evidencia de que en la medida en que los atletas se hacen mayores y más maduros, existe una mayor preferencia por un estilo autocrático y de apoyo del liderazgo (Horn, 2002). Estas preferencias pueden reflejar, según el autor del estudio, que los atletas mayores toman cada vez más en serio sus actuaciones y están más orientados hacia los objetivos.
Sin embargo, existen otros enfoques utilizados en las investigaciones sobre liderazgo en el deporte, que no involucran el uso de cuestionarios. Consideramos necesario destacar el de la Sociometría Conductual (Hernández, González, Ortega y Roldan, 1999). Este trabajo puede ser considerado como una primera aproximación en la utilización de la sociometría y el diseño de mapas socio conductuales al contexto deportivo. Dicho enfoque se basa en el uso de la metodología observacional con los criterios sociométricos de Moreno, para de esta forma eliminar los problemas relacionados con la deseabilidad social que presenta el uso de cuestionarios.
Para el estudio de Hernández et. al. (1999), se utilizó el SOC-IS (Sistema de Observación Conductual de las Interacciones Sociales), que se trata de un modelo propuesto por Santoyo (1994) y por Santoyo y Espinosa (1987, 1988). Constituye una estrategia alternativa al test sociométrico de Moreno, que permite la obtención de información de las interacciones sociales en el ámbito natural, determinando su dirección e identificando los agentes sociales implicados. Esta información es indispensable para la comprensión de los mecanismos de control mutuo, de elección interpersonal, de preferencia social (Santoyo y Espinosa, 1988), y crítica para la construcción de una red social (Santoyo, 1994).
El trabajo de Hernández et. al., tuvo como propósito conocer las direcciones de las interacciones sociales en un equipo de baloncesto de la Liga ACB, UNICAJA-Málaga.
Como es conocido, la Sociometría tradicional, ha permitido el estudio de las atracciones interpersonales intra grupos, haciendo uso de las técnicas de nominación, en donde se analiza el juicio o la elección social de cada integrante del grupo. En este proceso de elección se les pide a los sujetos que señalen con quiénes les gustaría trabajar, y con quiénes no les gustaría hacerlo. La información que se obtiene, permite conocer la afinidad existente entre ellos, es decir, la atracción o el rechazo. De acuerdo con Santoyo (1994), las técnicas tradicionales de nominación de la sociometría, aunque nos revelan la estructura del grupo, las conexiones percibidas por sus integrantes e incluso el status de los miembros dentro del grupo, tienen un valor limitado.
Esta herramienta (el SOC-IS) considera la emisión de las conductas (verbal y física) hacia otros agentes sociales (emisión social), además de las emisiones sociales que otros dirigen al sujeto (recepción social). La dirección de las emisiones o recepciones puede verse representada gráficamente en virtud de los mapas socio céntricos. En este sentido, pueden distinguirse dos modalidades, el mapa socio céntrico de emisiones, que representa los agentes sociales que elige con mayor frecuencia el sujeto focal, y el mapa socio céntrico de recepciones, que constituye la representación del valor del sujeto focal como estímulo social o de la frecuencia con la cual el sujeto es elegido por sus compañeros (Santoyo, 1994).
En el trabajo de Hernández et. al. se ha aplicado el SOC-IS y diseñado el mapa socio conductual a través del siguiente procedimiento. En primer lugar, se procedió a grabar tres sesiones de entrenamientos en el contexto natural donde se desarrollan las prácticas del equipo. A continuación se identificaron las direcciones de las interacciones sociales mediante la observación conductual de los entrenamientos, y teniendo en cuenta la trayectoria del móvil o balón. De este modo, se pudo conocer qué agentes sociales o jugadores elegían con mayor frecuencia el/los sujeto/s focales (emisiones) y además la frecuencia con la que el sujeto fue elegido por sus compañeros (recepciones). Con estos datos se construyó la matriz socio céntrica, donde en cada una de las filas se colocan las emisiones que realiza cada sujeto, mientras que en las columnas se sitúan las recepciones de dichos sujetos. Con la información de la matriz se pudo calcular el índice de interacción.
De acuerdo con estos autores (Hernández et. al., 1999), a pesar de que el juego imponga en cierta medida redes de comunicación, según la posición ocupada por los jugadores sobre el terreno de juego, la relación establecida no tiene que ver tanto con el planteamiento estratégico definido, como con la afectividad que tengan los jugadores entre si; de tal forma que los jugadores pasan con mayor frecuencia el balón, a los compañeros de equipo hacia los que sienten mayor simpatía. Y destacan que algunos entrenadores y preparadores ignoran a menudo que los factores subjetivos representan verdaderas fuerzas organizadoras del espacio individual y colectivo. De manera que la estructura del grupo, la cohesión del equipo o el liderazgo no provienen tan sólo de la integración de las fuerzas técnicas y físicas; sino que dependen también del equilibrio de las corrientes afectivas que acercan o distancian a los jugadores. Esta afectividad implícita en las relaciones humanas caracteriza el acoplamiento o disgregación de los jugadores de un equipo, como ha sido señalado por otros autores.
Hasta aquí hemos intentado realizar un resumen de algunas referencias que de algún modo ilustran el «estado del arte» en este complejo campo, sobre la base de resultados investigativos y de determinados marcos conceptuales de sus autores. En ningún caso nuestro objetivo ha consistido en realizar evaluaciones críticas de los estudios ni de las posiciones asumidas por sus autores en relación con el tratamiento de las variables consideradas. Nos hemos limitado a presentar las posiciones y los hallazgos con el respeto que merecen. De todas formas, en el siguiente acápite dejamos sentada nuestra postura con respecto a la consideración de las variables intervinientes en nuestro propio estudio.
A continuación presentamos las bases o fundamentos conceptuales de nuestro trabajo.
2.2) El marco teórico de la presente investigación.
El marco conceptual de la presente investigación ha sido de una parte, el modelo de análisis de los determinantes de la eficacia directiva desarrollado por Casales. (Véase Casales y Rubí, 1986; 1996; 1999a; 1999b; 2005 y Casales y Cols. 2010). Para presentar un modelo de análisis acerca de los determinantes de la eficacia directiva, parece apropiado comenzar con una definición de la teoría que lo sustenta, vale decir, las bases conceptuales de nuestra orientación; continuar luego con las definiciones operacionales de las variables fundamentales del mismo y finalmente presentar las evidencias empíricas que le brindan soporte. Sin embargo, por razones de espacio, a continuación presentamos solo la definición de las variables fundamentales de la presente investigación de conformidad con el objetivo general enunciado anteriormente.
2.2.1) La presente investigación: Definición de sus variables fundamentales.
Estas variables se refieren a las Actitudes de la membresía de los equipos con respecto a los patrones de comportamiento de su Director Técnico relacionados con las dimensiones de su estilo; la Condición de Líder del capitán del equipo; la Estructura de la Tarea (como variable de control); la naturaleza del Grupo (como variable de control) y la Integración Sociométrica Grupal en los planos funcional y emocional.
2.2.1.1) Actitudes de la membresía de los equipos con respecto a los patrones de comportamiento de su Director Técnico relacionados con las dimensiones de su estilo.
Como indicamos en su formulación, esta variable se refiere a un factor de actitudes (con respecto a determinado objeto). El estudio de las actitudes humanas posee una larga tradición en los marcos de la Psicología Social. Estamos de acuerdo con Rodríguez (2009) cuando plantea que las actitudes son usualmente consideradas como «construcciones hipotéticas», es decir, una entidad o proceso que se supone como existiendo y que da origen a fenómenos mensurables, pero que no es directamente observable, sino que se infiere precisamente mediante esos mismos fenómenos. Para formular más claramente esta premisa, Rodríguez destaca que, cuando hablamos de actitudes, nos estamos refiriendo a cierto tipo de procesos psicológicos que se supone que intervienen en el desarrollo de la actividad humana, pero que no son manifiestos, explícitos, ni claros, sino que están mezclados en forma tal con los restantes procesos, que es necesario efectuar un análisis muy cuidadoso para lograr extraer, mediante los métodos y procedimientos de la investigación científica sus características fundamentales. Fishbein (2009), ha sido uno de los autores que ha avanzado considerablemente en la conceptualización de esta noción, superando el enfoque tridimensional de las actitudes y estableciendo un paradigma unidimensional, en el que se establece que lo realmente característico de las actitudes lo constituye su dimensión evaluativa (su componente afectivo), por ello en nuestra investigación partiremos de su definición, entendida en los siguientes términos: «Una actitud constituye una predisposición aprendida a reaccionar consistentemente ante un objeto, de una manera favorable o desfavorable». Esta definición puede ser complementada destacando otras características esenciales señaladas por otros autores. A saber: Para Allport (citado por Casales, 2012a), las actitudes constituyen estructuras psicofisiológicas, que poseen un carácter anticipatorio y regulador, que orientan y dinamizan el comportamiento, y que según Hiebsch y Vorwerg (citados por Casales, 2012a), dependen de las normas grupales y los valores sociales.
2.2.1.2) Estilo de dirección de los directores técnicos en términos de sus dimensiones fundamentales.
La variable estilo de dirección ha sido considerada como el objeto de las actitudes a estudiar en la membresía de los equipos, en lo referente a sus dimensiones fundamentales. Será considerada a partir de las tesis sustentadas por Casales (1999a y 2012b). En tal sentido, la posición que sustentamos (teniendo en cuenta valiosas aportaciones de la literatura), es la de entender el estilo como una variable que se encuentra estrechamente relacionada con características de la personalidad, que depende, deriva y es una expresión de esta, presentando en consecuencia una relativa estabilidad. Vale decir, los patrones de comportamiento mediante los cuales se manifiesta el estilo, constituyen una expresión de la jerarquía motivacional y de necesidades de los seres humanos. De forma concreta lo definimos como: «El conjunto de características de la personalidad que se expresan en los métodos y procedimientos de realización de las funciones de dirección. Dichas características se han formado a lo largo de la actividad del individuo (especialmente tareas de dirección) y han sido condicionadas por normas sociales y experiencias vitales». (Casales 1999a y 2012b). El estilo consta de diferentes dimensiones que han sido identificadas por diversas clasificaciones en la literatura. Sin embargo, hemos considerado las que resultaron de un análisis factorial clásico desarrollado en nuestras investigaciones (ver Casales, 1999b). Dichas dimensiones (que al combinarse dan lugar a diferentes modalidades) son: a) Autoritarismo-Democratismo, b) Centrado en las Tareas, c) Centrado en las Relaciones y Nivel de Intolerancia. De manera que, de acuerdo con lo planteado más arriba, estas dimensiones guardan estrechas relaciones con las necesidades de poder, logro (o realización) y afiliativa de la estructura de la personalidad, por lo que suponen una relativa estabilidad.
En cuanto a la dimensión (Autoritarismo-Democratismo), está relacionada con el problema de hasta donde el dirigente permite la participación de los subordinados en el proceso de toma de decisiones. Se trata de una dimensión de dos polos: Autoritario y Democrático. En cuanto a la dimensión (Centrado en las Tareas), está relacionada con el problema de la realización de la función grupal de obtención de las metas. La dimensión (Centrado en las Relaciones), está relacionada con el problema de hasta donde el dirigente considera los sentimientos de sus subordinados, trata de mantener buenas relaciones con estos y busca una dinámica positiva en el grupo. De manera que refleja el aspecto de las relaciones humanas del dirigente en el grupo. Vale decir, esta dimensión está asociada con la función grupal del «mantenimiento del nivel adecuado de relaciones interpersonales en el grupo». La dimensión de Nivel de Intolerancia expresa el grado de «extremismo» o de «severidad» en la aplicación de reglamentaciones, normativas y medidas disciplinarias.
Queremos insistir en el hecho siguiente: En vista de que a los miembros de los equipos se les solicitaron evaluaciones (en términos de medidas actitudinales) de los patrones comportamentales de sus directores en relación con las dimensiones especificadas (y no descripciones de tales patrones), el estudio se convierte en un análisis de los efectos de la atmósfera de grupo (favorable o desfavorable) resultante, como consecuencia de la manifestación de dichos patrones o dimensiones. Como se recordará, la experiencia clásica de Kurt Lewin se desarrolló para determinar los efectos de tales atmósferas de grupo, resultantes de los diferentes estilos de dirección. Los sujetos del experimento no describían los patrones del comportamiento de sus directivos, pero los investigadores evaluaban los efectos de la atmósfera resultante, en la productividad de los grupos y en la dinámica de interrelaciones que se desarrollaba. Por tales motivos, el estudio se refería (conforme a las referencias de la literatura), a la Conducta del Líder y la Reacción de los Miembros en tres «Climas Sociales» creados experimentalmente. Véase Lewin, Lippitt and White (1939).
2.2.1.3) Condición de Líder del Dirigente:
La condición de líder del dirigente ha sido entendida de acuerdo con Casales (2005), como el grado en que el grupo percibe a su dirigente como un verdadero líder. Diversos autores se han referido a la necesidad e importancia de establecer una diferenciación entre los conceptos de dirección y liderazgo. Un dirigente o directivo constituye una persona que ocupa un cargo (una posición o status reconocido) en el sistema de relaciones formales pautadas por el grupo u organización para la cual trabaja; es decir, un status en su estructura formal de cargos. La base de su autoridad se encuentra refrendada por los reglamentos, normas y estatutos de la organización. Sin embargo, un líder es aquel miembro que posee un elevado y significativo status (ascendiente), espontáneamente concedido por la membresía de su grupo. El concepto de líder ha sido definido de manera concreta por Casales (2012a) en los siguientes términos: «Líder es aquel miembro del grupo, que ejerce mayor influencia sobre los restantes integrantes del mismo de manera espontánea, que recibe un respaldo o aceptación significativa de estos, siendo capaz de motivarlos y guiarlos hacia la obtención de determinadas metas compartidas, y que desempeña un rol central en el desarrollo de las tareas y el funcionamiento grupal, al realizar contribuciones de significación». Por tanto, esta condición es evaluada a partir de 4 dimensiones fundamentales (recibir Respaldo o Aceptación espontánea por parte de su grupo, así como Aportar, Influir y Motivar de manera significativa a la membresía); y el grado en que dichas dimensiones resultan satisfechas, dependerá siempre de un factor de percepción grupal. En este estudio limitamos nuestros objetivos al análisis del papel desempeñado por la variable Condición de Líder del Capitán del equipo deportivo.
2.2.1.4) En cuarto lugar consideramos una variable relativa al grado de integración grupal a nivel funcional y emocional, desde el punto de vista de su estructura sociométrica.
El marco teórico general sobre el cual se sustenta esta variable descansa en los trabajos de Moreno (citado por Casales, 2012a). De acuerdo con Moreno, la Sociometría es la ciencia que se ocupa de la medición de las relaciones interpersonales (de tipo preferencial) que se establecen entre los miembros de un grupo en una situación determinada. En este aspecto debemos señalar que en realidad lo que mide la sociometría es la estructura de preferencias en una situación de compañía y no el sistema de relaciones propiamente dicho que se establece entre los miembros de un grupo. (Véase Casales, 2012a). Por otra parte, aun cuando Moreno y otros sociómetras consideran que el índice de reciprocidades constituye la base de la unidad grupal (en nuestro caso integración), y que el cociente de elecciones de sus integrantes es un indicador complementario de dicha integración, sin embargo, en nuestro trabajo hemos considerado no obstante, que la mejor expresión de la integración lo constituye la proporción de miembros que posee una status adecuado en cada uno de los niveles considerados. Más adelante volveremos sobre esta cuestión.
2.2.1.5) La quinta variable se refiere al concepto de grupo.
Como hemos dicho, estamos realizando nuestros estudios a nivel de grupos psicosociales. La definición de este concepto planteada por Casales (2012a) se refiere a lo que en Psicología Social se conoce como grupo interactuante. De manera que se trata de grupos cara-a-cara, en que los miembros trabajan de forma interdependiente en la realización de una actividad que conduce a la obtención de una meta común, de forma que la contribución individual influye en la ejecución de los otros miembros pero no puede separársela de la ejecución del grupo total. En consecuencia, desde esta perspectiva, los equipos de fútbol sala se ajustan perfectamente a este concepto. En nuestro caso se trata de una variable de control, en vista de que todos los equipos llenan esta exigencia.
2.2.1.6) La sexta variable a considerar se refiere a las características de la tarea grupal desde el punto de vista de su estructura.
La estructura de la tarea se refiere al grado en que la actividad que el grupo realiza se encuentra (por su naturaleza) previamente programada y especificada en detalles. Esta variable puede ser evaluada atendiendo a los indicadores propuestos por Fiedler (citado por Casales, 2012a). En nuestro estudio esta constituye una variable de control, ya que todos los grupos estudiados realizan el mismo tipo de tarea. Debe tenerse presente, para una adecuada caracterización de la tarea grupal, que el tipo de grupos seleccionados para nuestro estudio lo constituyen los equipos de Fútbol Sala. La tarea grupal en estos equipos se define, de acuerdo con la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA, 2010) a partir de la ejecución de una o varias acciones técnicas individuales y colectivas para responder a una situación problema que se presenta durante el juego, y se pueden clasificar de acuerdo a la intencionalidad del equipo a la ofensiva (intención de anotar goles) y defensiva (impedir la anotación de goles). La táctica defensiva se refiere a todas aquellas acciones y procedimientos donde las conductas motrices de cooperación tienen como fin evitar que el oponente logre la realización de un gol en nuestra meta, mientras que las conductas motrices de oposición buscan las situaciones de juego donde se confronta al adversario especialmente al que posee el móvil. Por otra parte la táctica ofensiva, se refiere a todas aquellas acciones y procedimientos tácticos donde las conductas motrices de cooperación tienen como fin la realización de un gol en la meta contraria, mientras que las conductas motrices de oposición buscan las situaciones de juego donde se confronta al adversario en condiciones de superioridad ya sea psicológica, posicional o numérica, para lograr la anotación del tanto. Por lo señalado, es evidente que las situaciones de juego implican que la táctica e incluso algunas de las estrategias definidas con anticipación al desarrollo de los desafíos, tengan que estarse replanteando constantemente durante las situaciones (muchas veces imprevistas) de juego, en función de las dinámicas de los propios equipos, en función de las tácticas empleadas por el equipo contrario y las características de sus jugadores, en función del estado físico de los atletas en un momento determinado, y en función de muchos otros factores. Por ello, tomando en cuenta la clasificación de tareas utilizada por Fiedler (citado por Casales, 2012a), dicha tarea puede ser considerada como de un relativamente bajo grado de estructura, teniendo en cuenta toda la creatividad que requiere este deporte para su desarrollo dentro de la situación competitiva propiamente dicha. De hecho, de las cuestiones previamente definidas (planificadas), casi ninguna resulta inmutable y pueden dar lugar a resultados diversos. Una cosa es desarmar, reparar y armar motores en un taller de mecánica para su puesta en funcionamiento (tarea muy estructurada), y otra bien distinta es armar el plan táctico y la estrategia de una competencia de fútbol (lo cual implica la consideración de múltiples variantes), que luego se intentará materializar en un terreno de juego frente a un adversario del que muchas veces se desconoce su propio plan táctico y estratégico.
III- ASPECTOS METODOLOGICOS E INSTRUMENTALES
3.1) Aspectos generales.
Como hemos planteado, el presente estudio tiene la especificidad de continuar haciendo extensivas al área de grupos deportivos que persiguen metas comunes en situaciones de competencia, algunas variables del modelo de análisis de los determinantes de la eficacia directiva y del liderazgo, que fuera validado por Casales en varios contextos. Por tales motivos, su antecedente más inmediato lo constituye el trabajo de Casales y Cols. (2010). Dicha investigación puso de manifiesto el impacto del liderazgo de los capitanes de equipo y de los niveles de integración sociométrica funcional de los grupos dirigidos por estos, en los resultados competitivos alcanzados en el Campeonato Provincial «Giraldillos 2010», desarrollado entre clubes universitarios de fútbol sala de la Ciudad de la Habana. En la presente investigación hemos considerado el papel de algunas variables no presentes en el estudio anterior, estas fueron las actitudes de los grupos estudiados hacia los patrones comportamentales característicos de las dimensiones del estilo de sus Directores Técnicos, así como la integración sociométrica grupal en el plano emocional.
3.2) Objetivos:
3.2.1) Objetivo general:
«Determinar qué efectos producen en los resultados competitivos de equipos de Fútbol Sala, las actitudes de su membresía hacia los patrones de comportamiento característicos de las dimensiones del estilo de su Director Técnico, el grado de liderazgo ejercido por el Capitán del equipo (su condición de líder) en las situaciones de juego, así como los niveles de integración sociométrica grupal de la membresía tanto en el plano funcional como emocional».
3.2.2) Objetivos específicos:
Evaluar la condición de líder de los capitanes de los equipos participantes en el Campeonato Provincial de fútbol sala 1ra categoría, rama masculina en Ciudad de la Habana, 2012.
Determinar las actitudes de la membresía de los grupos hacia las dimensiones del estilo de sus Directores Técnicos.
Evaluar el nivel de integración sociométrica grupal en el plano funcional y emocional de los equipos.
Determinar los resultados competitivos de los equipos sobre la base de los parámetros establecidos (proporción de juegos ganados y perdidos durante la competencia).
Determinar el papel desempeñado por otras variables de rendimiento controladas en nuestra investigación, como: La Experiencia Deportiva de los atletas en ese deporte (evaluada a partir de su participación en competencias precedentes a ese nivel) y La proporción en la nomina de los equipos, de jugadores claves, es decir, aquellos que alcanzaron un alto desempeño en la competencia previa a este campeonato (alto average de goles y bajo average de faltas en los juegos).
Determinar las evaluaciones recibidas por la membresía de los grupos en las variables vinculadas con la condición de líderes.
Determinar el grado de relación existente entre las actitudes de la membresía grupal hacia los patrones comportamentales de su Director Técnico relacionados con las dimensiones características de su estilo de dirección, la condición de líder del capitán, el nivel de integración sociométrica de los grupos en el plano funcional y emocional, las variables de control especificadas en el acápite anterior y los resultados obtenidos durante la competencia.
3.3) Problema de investigación.
¿Cómo influyen en los resultados competitivos de los equipos de fútbol sala, participantes en el Campeonato Provincial de primera categoría en Ciudad de la Habana 2012, las actitudes de la membresía hacia las dimensiones características del estilo de su Director Técnico, la condición de líder de su capitán y los niveles de integración sociométrica grupal en los planos funcional y emocional de la membresía?.
3.3.1) Definición operacional de las variables de estudio.
3.3.1.1) Resultados competitivos de los equipos estudiados.
Los resultados competitivos se definieron atendiendo a un parámetro fundamental: la proporción de juegos ganados y perdidos durante la competencia, sin considerar las puntuaciones obtenidas o perdidas como consecuencia de las incomparecencias.
3.3.1.2) Equipo de Fútbol Sala.
Hemos adoptado la definición de la FIFA (2010), que señala las siguientes características: Está considerado dentro de la categoría de deporte colectivo o de equipo, que emplea una pelota esférica. Sus miembros durante el juego son 5 dentro de la cancha: un Portero, dos Alas, un Cierre y un Pívot. (El equipo podrá contar con varios jugadores suplentes).
El Portero es el Jugador que defiende la portería de su equipo para evitar la entrada de goles. El Cierre es quien se ubica por delante del portero como base de la línea de tres jugadores al ataque y último jugador de campo a la defensiva. Los Alas son los jugadores que se ubican sobre las bandas laterales utilizando estas como espacios para mover la pelota y desplazarse a defender la portería propia, mientras el Pívot es el jugador más cercano a la portería rival, que cumple funciones ofensivas (de recibir y mover el balón a espaldas de la portería, ya sea para voltearse y rematar o pasar a sus compañeros) y defensivas como integrar la primera línea defensiva al rival. La duración del encuentro es de 40 minutos, desarrollado en 2 partes de 20 minutos cada una, con un tiempo de descanso intermedio.
3.3.1.3 Concepto de Equipo.
Se trata de un conjunto humano en el que sus miembros trabajan cara-a-cara de forma interdependiente (es decir, en condiciones de interacción constante) en la realización de una actividad que conduce a la obtención de una meta común, y donde la contribución individual influye en la ejecución de los otros miembros, pero no puede separársela de la ejecución del grupo total.
3.3.1.4) Capitán del equipo.
Para la definición de esta variable hemos adoptado, con pocas modificaciones la expresada por Jiménez y Martínez (2009). El capitán del equipo es el jugador designado formalmente por el Director Técnico (DT), que tiene a su cargo la organización y mando del equipo en el terreno, conforme a sus orientaciones, pero también de acuerdo con su propia visión dentro de la situación de juego. Representa dentro del campo a todos sus compañeros frente a los árbitros.
3.3.1.5) Condición de líder del capitán.
Se refiere al grado en que el grupo percibe a su capitán como un verdadero líder, en vista de que satisfaga 4 exigencias (o dimensiones) fundamentales: Realizar aportes de consideración para el logro de los objetivos que el grupo tiene planteados, a la vez que motiva e influye significativamente en los demás para su consecución, recibiendo un gran respaldo y aceptación espontánea por parte de la membresía; medidos estos aspectos en términos de técnicas sociométricas y escalas valorativas.
3.3.1.6) Actitudes de la membresía.
La variable actitud ha sido operacionalizada en los siguientes términos. Se trata de una predisposición favorable o desfavorable en relación con determinado objeto, en términos de una escala tipo diferencial semántico de Osgood.
3.3.1.7) Dimensiones del estilo del Director Técnico.
Las dimensiones del estilo se refieren al grado de centralización o descentralización ejercido por el DT en el proceso de toma de decisiones. Vale decir, el grado en que estimula o establece límites y restricciones a la participación de sus subalternos en dicho proceso. Las dimensiones incluyen además su mayor o menor orientación a la realización efectiva de tareas fundamentales para la consecución de las metas, y a la consideración de los sentimientos de los subalternos mediante el desarrollo de interacciones emocionales. Finalmente, se refieren a su vez, al grado de severidad en la aplicación de medidas correctivas o disciplinarias relacionadas con las faltas cometidas. Las actitudes de la membresía hacia tales aspectos son medidos mediante un diferencial semántico de Osgood.
3.3.1.8) Integración sociométrica funcional y emocional de la membresía de un grupo.
Como ya planteamos en el marco teórico de esta investigación, hemos considerado en nuestro trabajo, que la mejor expresión de la integración sociométrica en cualquiera de sus planos, lo constituye la proporción de miembros que posee una integración adecuada. Es decir, aquellos que tienen un Status Sociométrico (Sp) alto o al menos medio, considerado a partir del grado de significación de la proporción de preferencias que el grupo le expresa. Será medida mediante la utilización de procedimientos sociométricos. Mayores especificaciones relacionadas con este asunto están contenidas en la sección correspondiente a las técnicas de investigación.
3.4) Hipótesis investigativa:
Mientras más favorables resulten las actitudes de los miembros de los equipos hacia las diferentes dimensiones del estilo característico de sus Directores Técnicos, mejores sean las percepciones de aquellos de la condición de líder de su capitán, pero menos integrados sociométricamente se encuentren en los planos funcional y emocional; mejores serán los resultados competitivos alcanzados durante la competencia.
(Como ya se ha señalado, para validar esta hipótesis debieron controlarse una serie de variables intervinientes en los resultados competitivos colectivos, las cuales fundamentaremos al explicar la metodología investigativa de este trabajo, en la sección correspondiente al control de variables).
3.4.1) Fundamentación de la hipótesis.
Fundamentaremos esta hipótesis en relación con cada una de las diferentes variables de rendimiento consideradas.
El nexo hipotetizado entre la condición de líder del capitán y los resultados competitivos alcanzados por los equipos durante la competencia, así como la relación existente entre los niveles de integración sociométrica grupal y tales resultados, se fundamentan en los hallazgos de Casales y Cols. (2010), trabajando con grupos de la misma naturaleza e idéntica metodología.
Sin embargo, para la fundamentación del nexo existente entre las actitudes de los miembros hacia los patrones característicos de las dimensiones del estilo de sus Directores Técnicos, y los resultados competitivos alcanzados, puede utilizarse como marco de referencia, la reciente investigación desarrollada por Pérez (2012), quien demostró los efectos favorables de las actitudes de los subalternos hacia las dimensiones del estilo de sus ejecutivos, en la satisfacción de los empleados. Aun cuando Pérez (2012) realizó su investigación con grupos laborales de naturaleza diferente a los de esta investigación, y no estableció los efectos de las actitudes sobre la actividad productiva de los grupos, sino sobre la satisfacción de los miembros, sin embargo, se basó en una metodología similar a la nuestra, así como un idéntico marco conceptual en la definición del estilo y sus dimensiones. Se trata del referente más cercano que tenemos desde el punto de vista de los efectos de las actitudes de los subalternos hacia los patrones comportamentales del estilo de sus directivos, desde la perspectiva de la teoría y metodología utilizada.
3.5) Metodología de la investigación.
3.5.1) Tipo de investigación.
El tipo de investigación a realizar fue correlacionar. Este tipo de estudios tiene como propósitos medir el grado de relación que existe entre dos o más variables en un contexto particular. (Véase Hernández, Fernández y Baptista, 1998). La utilidad y el propósito principal de los estudios correlaciónales es saber cómo se puede comportar un concepto o variable conociendo el comportamiento de otra u otras variables relacionadas. Lo anterior se ajusta a los fines de nuestra investigación, ya que tenemos como propósito medir el grado de relación existente entre las diferentes variables de nuestro estudio.
3.5.2) Universo y muestra de estudio.
El universo de estudio de la presente investigación fue el Campeonato Provincial de Fútbol Sala Primera Categoría, rama masculina de la Habana en el 2012. Esta competencia se celebra anualmente entre los equipos pertenecientes a los diferentes municipios de la Ciudad de la Habana. Los jugadores son seleccionados por los Directores Técnicos de cada equipo, a partir del rendimiento individual que hayan alcanzado en los juegos previos desarrollados en las competencias entre los barrios dentro de cada una de las municipalidades de la Ciudad de la Habana.
Este campeonato se desarrolló mediante dos grupos clasificatorios (A y B). Los equipos dentro de cada grupo compiten entre si mediante el sistema de todos contra todos, y luego, los dos primeros lugares de cada grupo desarrollan una semifinal cruzada, en que los dos ganadores discuten el primer lugar de la competencia.
3.5.2.1) Selección de la muestra.
Nuestra muestra de estudio estuvo integrada por los 13 equipos participantes en la competencia. Los 7 correspondientes al Grupo A de Clasificación fueron: Cotorro, Habana Vieja, Playa, Marianao, Arroyo Naranjo, Guanabacoa y Cerro. Para un análisis de las especificidades del estudio realizado en este grupo clasificatorio, véase González (2012). Los 6 equipos correspondientes al Grupo B de Clasificación fueron: Regla, Centro Habana, 10 de Octubre, Habana del Este, Boyeros y Plaza. Para un análisis de las especificidades del estudio realizado en este grupo clasificatorio, véase Caballero (2012).
3.5.2.2) Control de variables.
Para el desarrollo de la investigación y la validación de nuestra hipótesis, se hizo necesario controlar una serie de variables que podían afectar las relaciones entre las variables de nuestro problema investigativo. Estas fueron: Edad, Escolaridad, Experiencia Individual en la práctica de dicho deporte, Experiencia Colectiva del equipo, Desempeño Individual sobre la base de los Goles anotados en la competencia previa (entre barrios), Desempeño Individual sobre la base de las Faltas cometidas en la competencia previa, Proporción de Jugadores de Alto Desempeño en la Nómina de cada Equipo sobre la base del Promedio de Goles anotados en la Competencia Previa, así como la Proporción de Jugadores de Alto Desempeño en la Nómina de cada Equipo sobre la base del Promedio de Faltas cometidas en la competencia precedente.
3.5.2.2.1) Fundamentación de la importancia del control de las variables definidas por nosotros.
3.5.2.2.1.1) Edad.
Se refiere a los años de vida de cada jugador (edad cronológica). Esta variable se controló, en vista de que al tratarse de grupos deportivos, el mayor o menor rendimiento de estos, podía estar dado por la proporción de atletas más o menos jóvenes dentro del equipo, tomando en consideración que es un deporte en el que los jugadores requieren mantener buenas condiciones físicas, agilidad y destrezas.
3.5.2.2.1.2) Escolaridad.
La variable nivel de escolaridad, se refiere al total de años académicos cursados en los programas (sistemas) formales de estudio del país. Esta variable puede ser un indicador de un mayor o menor desarrollo cognoscitivo, lo cual también podría intervenir en la preparación y rendimiento en la competencia.
3.5.2.2.1.3) Experiencia deportiva de los atletas en ese deporte.
Esta variable de control se tomó en consideración, ya que la mayor o menor experiencia dentro del deporte, puede estar relacionada (tener efectos positivos) con el rendimiento de los equipos (resultados competitivos). Se evaluó a partir del total de campeonatos previos (al menos al nivel de la competencia actual) en los que cada jugador había participado.
3.5.2.2.1.4) Proporción en cada equipo de jugadores de alto desempeño en la competencia previa a este campeonato.
Como es natural, puede suponerse que a mayor proporción de jugadores de alto desempeño en un equipo, este alcanzaría mejores niveles en sus resultados competitivos, en comparación con otros equipos que posean jugadores menos estelares. Aunque ello, no puede considerarse como una regla fija ni ecuación invariable, ya que los determinantes de los resultados de los equipos participantes en una competencia puede ser función de diversos factores, es no obstante una condición que no debe dejar de controlarse, ya que sin dudas, estos jugadores resultan habitualmente esenciales en la nómina de cualquier conjunto, por todo lo que podrían aportar al resultado colectivo del mismo.
La proporción de jugadores de alto desempeño dentro del equipo se determinó, teniendo en cuenta dos parámetros relacionados con la competencia previa al campeonato actual, es decir los juegos interbarrios. En cuanto al primer parámetro se tuvo en consideración el promedio de los goles anotados por partido por cada jugador, mientras que para el segundo parámetro se consideraron las faltas cometidas sobre la base de las tarjetas rojas y las tarjetas amarillas recibidas en cada juego por cada jugador. De manera que consideramos como jugadores de alto desempeño dentro del equipo a aquellos que alcanzaron un buen promedio de goles en el último campeonato en que participaron y los que hubiesen cometidos una baja proporción de faltas, a nivel de tarjetas amarillas y rojas, que son las únicas que se contabilizan en ese tipo de competencias.

Saludos. Dr. Francisco Enrique García Ucha