Post dedicado al tema de la Derrota por:
Dr. Francisco García Ucha.
Profesor Titular de la Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte «Manuel Fajardo».
En el deporte la Victoria o la derrota adquieren un significado especial acorde con la subjetividad del deportista. Para algunos, una Victoria pude ser una derrota teñida de sentimientos negativos fruto de su interpretación como fracaso. Al no satisfacer algo que era necesario. Sin embargo, una derrota puede constituir una victoria ya que en ella se alcanzo la meta propuesta, la mejoría de una destreza, y no se interpreta como frustración.
La importancia de tener en cuenta este intercambio en los significados de la Victoria y la derrota radican en su relevancia en el proceso de formación del deportista y en el amortiguamiento de los posibles efectos de la frustración sobre el grado de disposición a rendir en contiendas posteriores.
Para los entrenadores es de especial significado valorar tanto la Victoria o la derrota en función del grado de esfuerzo realizado por los deportistas en obtener las metas de rendimiento en competencia. El esfuerzo realizado si alcanzo grados elevados debe ser recompensado independientemente de que se lograra la Victoria o fuera la participación una derrota. Pensemos que el esfuerzo es una variable decisiva para alcanzar buenos resultados, su valor sobre pasa el grado de destreza del deportista, razón por la cual equipos seleccionados como predilectos en una competencia llegan a perder el lugar propuesto cuando seleccionaron un grado de esfuerzo inferior al necesario para ganarle a un contrario calificado de débil.
Meditar y velar las consecuencias subjetivas de una Victoria o una derrota es algo que el entrenador debe tener en cuenta. En el mejor de los casos puede existir insatisfacción o felicidad sea cual sea el resultado de la participación en la competencia.
En el deporte lo que ocurre con más frecuencia es la derrota, sólo tres lugares reciben premiación, de todos los participantes. Por esto ganar o perder ocurre indistintamente. Incluso en los grandes campeones puede tener lugar una o varias derrotas en el periodo de la vida del deportista. Producto de las derrotas pueden esforzarse más por ganar la victoria.
Estar preparado para cuando estas circunstancias ocurran constituye una ventaja. Las consecuencias de una derrota para un campeón acostumbrado a la Victoria pueden llegar a ser muy intensas. Privilegiado aquel que señala: “convertir el revés en victoria”, debido a su condición de deportista optimista, resiliente, con “poder mental”, o con gran autoconfianza. Cuando estos mediadores no están presentes puede establecerse la “desesperanza adquirida” como señala Seligman y el deportista se bloquea y es casi imposible que logre vencer al contrario que lo ha vencido o las circunstancias donde ocurrió la derrota.
Al tratamiento de las derrotas y la Victoria, ya convertidas en éxito o fracaso se une la atribución que hace del deportista para explicar por qué o cómo ocurrieron. Si la responsabilidad dela misma radica en su actuación, en la del entrenador, en las condiciones climatológicas de la competencia, en la suerte, en los árbitros, en la forma de actuación limpia o sucia de los contrarios.
Todas las tendencias en el fenómeno de la atribución causal han sido desarrolladas inicialmente por Heider (1958) y ampliada y enriquecida por Weiner (1985, 1986). La atribución causal esta interconectada con las repercusiones emocionales de los juicios de responsabilidad, los posibles sentimientos de culpa y los mecanismos de su racionalización.
Bernard Weine,r agregó el principal postulado del enfoque atribucional al estudio de la emoción, ya que él afirmaba que las personas llevan a cabo dos y no sólo una evaluación – una antes de interactuar con el estímulo, y otra después del resultado que se produce en el ambiente. Para Weiner la atribución es la causa directa de la emoción y puntualiza la teoría de la Atribución de Weiner (1986) tiene que ver con las reglas que el individuo utiliza para explicar las causas de su conducta. Este modelo considera al ser humano como un procesador activo de la información que utiliza unos procesos mentales complejos para determinar la conducta.
Podemos brevemente señalar tipos de causalidad:
causalidad impersonal.
causalidad personal.
causa incontrolable.
causa controlable.
circunstancia mitigada.
ninguna suavización circunstancial.
asignación de responsabilidad.
Cada una debe de recibir una atención especial por el entrenador y el psicólogo.
Esta teoría se integra a la teoría la teoría de metas de logro, para ello es recomendable leer el articulo Análisis de las relaciones entre la motivación y las atribuciones causales en jóvenes deportistas de, Tomás García Calvo, Eduardo Cervelló, Pedro Antonio Sánchez, Francisco Miguel Leo and Leandro Navas en la Revista Latinoamericana de Psicología 42.1(2010)
Si bien aquí he situado el tema desde la óptica de la psicología del deporte, de la motivación y de la psicología del rendimiento, es necesario considerar que hay una perspectiva desde lo social que nos incita a considerar que los deportistas y actores en el deporte actual el concepto de ganar ocupa lugar preeminente por encima del deseo de jugar como así manifiesta mi buen amigo el profesor Salorio. “Se emparejo tanto el fútbol, que hoy cuando arranca un campeonato, todos deseamos salir campeones, cuando hace treinta años atrás cada equipo sabio los límites que tenía como institución”. “Este cambio se comenzó a gestar en los mediados de los sesenta cuando un técnico muy inteligente como Osvaldo Zubeldia, se dio cuenta que con mucho trabajo y jugadores de un nivel parejo podía obtener resultados”…dice el Maestro Salorio “Ahora bien el fútbol que me gustaría ver es aquel de tres toques seguidos para colocar el pase gol de una jugada bonita, como hincha del fútbol me gusta el fútbol atildado y bien jugado, pero es tan difícil subsistir en la época actual donde el resultado pasa a tener una preponderancia que aquel que juega bien no interesa si no gana”.
Comparto en lo personal su punto.
Saludos.
Dr. Francisco Enrique García Ucha