Acerca del temperamento y sus relaciones con la eficiencia en la actividad deportiva.
Por Dr. Francisco Enrique García Ucha.
Durante un largo periodo es una pretensión de algunos psicólogos y especialistas de otras ramas afines a la psicología, buscar las bases biológicas del comportamiento. En esta dirección se dedican a estudiar el temperamento.
Tres aspectos del comportamiento parecen estar comprometidos, principalmente, en el temperamento. Como señala Meili (1963).Aquello que está en el origen del vocablo temperamento, “el tempo”, el ritmo psíquico e incluso el ritmo físico general.
En este sentido se plantea que caracteriza tanto la rapidez o lentitud como el ritmo particular que tipifica a un sujeto, y está vinculado con su sistema neurovegetativo y sus funciones endocrinas.
Por otra parte, el humor es otro aspecto señalado por todos los autores que se dedican desde Hipócrates, a estudiar el temperamento; puede tener una tendencia ser alegre o triste, regular o inestable.
Un tercer aspecto se encuentra en las características de la excitabilidad psíquica, con lo cual quiere expresarse la tendencia a la sensibilidad de la excitación; es decir, el grado en que una persona es más impresionable que otra; en otras palabras, la tendencia de ser propenso a irritarse o excitarse, o a mantenerse imperturbable.
Esta línea de investigación desarrollada desde la época de Pavlov (1932), Teplov y Merlin (1966) y seguida por Eysenck, (1967) y que dejo un sesgo importante en los estudios y aplicaciones en el área de la psicología del deporte, donde adquirió por un periodo, la categoría temperamento una valoración, por parte de Viatkin y otros investigadores, a mi modo de ver desmedida.Se pensaba que el examen de los efectos de las particularidades del temperamento del deportista en el desarrollo de lo que podemos conocer como estilo de actividad, su preferencia por las situaciones que brinden una cantidad peculiar de estímulos y el apoyo que puede mostrar para tolerar el estrés, y, en general, estos aspectos deben reflejarse en el grado de eficiencia del deportista.
De este modo se hicieron una gran cantidad de investigaciones relativas a la aparición de la fatiga, la posibilidad de obtener alto grado de capacidad de trabajo físico, por ejemplo, Volkok y colaboradores en el año 1980 estudiaron las relaciones entre el temperamento y el empleo de métodos psicopedagógicos compatibles con estas características, y llegó a señalar que los deportistas con un sistema nervioso fuerte aprenden mejor con una estimulación constante de su pensamiento, mientras que aquellos que presentan un sistema nervioso débil lo hacen mejor con métodos de reproducción.
García Ucha y un colaborador en 1983 relacionaron las peculiaridades de la actividad nerviosa superior y diversos indicadores de la esfera de motivación de un equipo de alto rendimiento de voleibol y encontraron estrecha correspondencia entre el deseo de competir y la movilidad de los procesos nerviosos por medio del Test de Viatkin.
No obstante, las investigaciones que se desarrollaban, éstas en ocasiones, adolecían de problemas relacionados con los métodos empleados y, por otra parte, algunos hallazgos presentaron un carácter polémico.En 1986 realicé una investigación de las particularidades del temperamento y los rendimientos de jugadoras de voleibol, que publiqué en el Boletín Científico Técnico No. 2/2 del INDER.
Los resultados fueron poco alentadores ya que no se corroboró la hipótesis planteada acerca de las diferencias en las particularidades del temperamento de las deportistas que obtienen altos rendimientos, en relación con las que no lo obtienen y asimismo, no se corroboró que existieran diferencias significativas, desde el punto de vista estadístico, entre los resultados de las particularidades del temperamento de las jugadoras que se encontraban en el equipo nacional y el juvenil, con relación a las que causaron bajas del deporte por una deficiente actuación en competencias; ya en su momento A. V. Rodionov manifiesta en su libro Influencia de los factores psicológicos en el resultado deportivo, traducido de la edición de 1983, al español.“Si es difícil decir cuáles son los aspectos del carácter y del temperamento que corresponden al juego del «Espartaco» o «Dínamo» en todo caso es posible decir con seguridad qué características de la personalidad contribuyen a lograr altos resultados en el deporte, en general, y en los juegos y luchas cuerpo a cuerpo, en particular.
Es cierto que de momento no hay en esta esfera bastantes datos concretos y bien fundamentados.
Las particularidades de la personalidad del deportista son una de las lagunas de la psicología deportiva”.Aún agrega, Rodionov más adelante en su libro:“La capacidad psíquica para el trabajo está directamente ligada con la seguridad del deportista.
Últimamente se empezó a aplicar con mayor frecuencia el concepto «seguridad psíquica» para definir la característica del deportista de la que depende considerablemente su capacidad de actuar eficaz y establemente en los momentos de mayor tensión emocional durante la competición.
No basta poseer las propiedades adecuadas del temperamento, el alto nivel de capacidades locomotrices, de pensamiento táctico y buenas posibilidades funcionales.
Es importante saber materializar sus posibilidades potenciales, justamente cuando las condiciones de lucha crean para ello el máximo de estorbos. También tiene importancia otra cosa.
Para lograr gran éxito en el deporte actual, es necesario pasar a través de una serie de combates, juegos, peleas sin pérdidas, conservando durante mucho tiempo no solo la llamada forma deportiva, sino la disposición a dar todas sus fuerzas, en un momento necesario, para vencer. Esto es muy valioso en las modalidades de deporte en equipo”.Y enfatiza que: “El cuarto componente de la estructura de la personalidad, que como si constituyera una superestructura sobre los demás, es el sistema de dirección, el propio “yo” del deportista.
Este componente se refiere a la autoconciencia de la personalidad y realiza la autorregulación y el autocontrol del comportamiento y la actividad”.“Hay tantas variantes individuales de la manifestación de la personalidad y su influencia en el resultado de la actividad deportiva, como existen deportistas con su inconfundible “yo”.
En realidad, para cada deportista, sobre todo, para un deportista relevante, se debe crear su propio sistema de preparación psicológica. Justamente por esta razón los psicólogos evitan, si es posible, dar recetas generales”.A pesar de estos planteamientos hay momentos en la obra de Rodionov donde se demanda la necesidad de valorar el temperamento del deportista. Saludos.
Dr. Francisco Enrique García Ucha.
Durante un largo periodo es una pretensión de algunos psicólogos y especialistas de otras ramas afines a la psicología, buscar las bases biológicas del comportamiento. En esta dirección se dedican a estudiar el temperamento.
Tres aspectos del comportamiento parecen estar comprometidos, principalmente, en el temperamento. Como señala Meili (1963).Aquello que está en el origen del vocablo temperamento, “el tempo”, el ritmo psíquico e incluso el ritmo físico general.
En este sentido se plantea que caracteriza tanto la rapidez o lentitud como el ritmo particular que tipifica a un sujeto, y está vinculado con su sistema neurovegetativo y sus funciones endocrinas.
Por otra parte, el humor es otro aspecto señalado por todos los autores que se dedican desde Hipócrates, a estudiar el temperamento; puede tener una tendencia ser alegre o triste, regular o inestable.
Un tercer aspecto se encuentra en las características de la excitabilidad psíquica, con lo cual quiere expresarse la tendencia a la sensibilidad de la excitación; es decir, el grado en que una persona es más impresionable que otra; en otras palabras, la tendencia de ser propenso a irritarse o excitarse, o a mantenerse imperturbable.
Esta línea de investigación desarrollada desde la época de Pavlov (1932), Teplov y Merlin (1966) y seguida por Eysenck, (1967) y que dejo un sesgo importante en los estudios y aplicaciones en el área de la psicología del deporte, donde adquirió por un periodo, la categoría temperamento una valoración, por parte de Viatkin y otros investigadores, a mi modo de ver desmedida.Se pensaba que el examen de los efectos de las particularidades del temperamento del deportista en el desarrollo de lo que podemos conocer como estilo de actividad, su preferencia por las situaciones que brinden una cantidad peculiar de estímulos y el apoyo que puede mostrar para tolerar el estrés, y, en general, estos aspectos deben reflejarse en el grado de eficiencia del deportista.
De este modo se hicieron una gran cantidad de investigaciones relativas a la aparición de la fatiga, la posibilidad de obtener alto grado de capacidad de trabajo físico, por ejemplo, Volkok y colaboradores en el año 1980 estudiaron las relaciones entre el temperamento y el empleo de métodos psicopedagógicos compatibles con estas características, y llegó a señalar que los deportistas con un sistema nervioso fuerte aprenden mejor con una estimulación constante de su pensamiento, mientras que aquellos que presentan un sistema nervioso débil lo hacen mejor con métodos de reproducción.
García Ucha y un colaborador en 1983 relacionaron las peculiaridades de la actividad nerviosa superior y diversos indicadores de la esfera de motivación de un equipo de alto rendimiento de voleibol y encontraron estrecha correspondencia entre el deseo de competir y la movilidad de los procesos nerviosos por medio del Test de Viatkin.
No obstante, las investigaciones que se desarrollaban, éstas en ocasiones, adolecían de problemas relacionados con los métodos empleados y, por otra parte, algunos hallazgos presentaron un carácter polémico.En 1986 realicé una investigación de las particularidades del temperamento y los rendimientos de jugadoras de voleibol, que publiqué en el Boletín Científico Técnico No. 2/2 del INDER.
Los resultados fueron poco alentadores ya que no se corroboró la hipótesis planteada acerca de las diferencias en las particularidades del temperamento de las deportistas que obtienen altos rendimientos, en relación con las que no lo obtienen y asimismo, no se corroboró que existieran diferencias significativas, desde el punto de vista estadístico, entre los resultados de las particularidades del temperamento de las jugadoras que se encontraban en el equipo nacional y el juvenil, con relación a las que causaron bajas del deporte por una deficiente actuación en competencias; ya en su momento A. V. Rodionov manifiesta en su libro Influencia de los factores psicológicos en el resultado deportivo, traducido de la edición de 1983, al español.“Si es difícil decir cuáles son los aspectos del carácter y del temperamento que corresponden al juego del «Espartaco» o «Dínamo» en todo caso es posible decir con seguridad qué características de la personalidad contribuyen a lograr altos resultados en el deporte, en general, y en los juegos y luchas cuerpo a cuerpo, en particular.
Es cierto que de momento no hay en esta esfera bastantes datos concretos y bien fundamentados.
Las particularidades de la personalidad del deportista son una de las lagunas de la psicología deportiva”.Aún agrega, Rodionov más adelante en su libro:“La capacidad psíquica para el trabajo está directamente ligada con la seguridad del deportista.
Últimamente se empezó a aplicar con mayor frecuencia el concepto «seguridad psíquica» para definir la característica del deportista de la que depende considerablemente su capacidad de actuar eficaz y establemente en los momentos de mayor tensión emocional durante la competición.
No basta poseer las propiedades adecuadas del temperamento, el alto nivel de capacidades locomotrices, de pensamiento táctico y buenas posibilidades funcionales.
Es importante saber materializar sus posibilidades potenciales, justamente cuando las condiciones de lucha crean para ello el máximo de estorbos. También tiene importancia otra cosa.
Para lograr gran éxito en el deporte actual, es necesario pasar a través de una serie de combates, juegos, peleas sin pérdidas, conservando durante mucho tiempo no solo la llamada forma deportiva, sino la disposición a dar todas sus fuerzas, en un momento necesario, para vencer. Esto es muy valioso en las modalidades de deporte en equipo”.Y enfatiza que: “El cuarto componente de la estructura de la personalidad, que como si constituyera una superestructura sobre los demás, es el sistema de dirección, el propio “yo” del deportista.
Este componente se refiere a la autoconciencia de la personalidad y realiza la autorregulación y el autocontrol del comportamiento y la actividad”.“Hay tantas variantes individuales de la manifestación de la personalidad y su influencia en el resultado de la actividad deportiva, como existen deportistas con su inconfundible “yo”.
En realidad, para cada deportista, sobre todo, para un deportista relevante, se debe crear su propio sistema de preparación psicológica. Justamente por esta razón los psicólogos evitan, si es posible, dar recetas generales”.A pesar de estos planteamientos hay momentos en la obra de Rodionov donde se demanda la necesidad de valorar el temperamento del deportista. Saludos.
Dr. Francisco Enrique García Ucha.