Por Dr. Francisco Enrique García Ucha.
En el presente trabajo señaló algunos aspectos que pueden ser de interés sobre el tema de la Iniciación Deportiva. Para ello tomo en consideración el capítulo escrito por mi en el libro de Destreinamento e transicao de carreira no espote editado por Katia Rubio.
La Psicología de la Iniciación Deportiva tiene una gran complejidad por lo que no es posible en tan breve espacio abarcar cada una de sus aristas. De ellas me concentro en el análisis de los motivos que incitan a participar en el deporte, la formación de actitudes que disponen al desarrollo de la actividad y el papel de los entrenadores en esta etapa de la actividad deportiva.
En otra parte del libro se tratan otros segmentos relacionados con el tema la Iniciación Deportiva, por lo que resulta recomendable leer el capítulo: de la inciaicions deportiva al alto rendmiento.
La Iniciación Deportiva se define como la etapa en que los niños, jóvenes o adultos comienzan por primera ocasión la actividad deportiva.
La etapa inicial de participación en el deporte tiene implicaciones significativas por sus repercusiones sobre el participante en el sentido de que este continúe en esta actividad e incluso alcance resultados competitivos relevantes.
Para lograr el propósito de continuidad y rendimientos se hace necesario conocer, dirigir y controlar un grupo de factores, los cuales abarcan desde el conocimiento de los motivos que promueven y compulsan a la presencia en el deporte de niños, jóvenes y adultos; la planificación de las actividades de entrenamiento y competencia y el contexto en que se realizan.
Las líneas de investigación en esta área abarcan:
a) Actitudes que disponen al individuo a incorporarse en el deporte.
b) Causas de su abandono.
c) Métodos para incentivar la motivación por el deporte.
d) Edades mas idóneas para iniciarse en una actividad deportiva específica.
e) Relaciones entre el desarrollo psicomotor y cognitivo-afectivo del niño y el joven y las exigencias que se deben establecer en el entrenamientos.
f) Acción de los entrenadores, padres, medio de divulgación, directivos, etc., sobre el niño y el joven.
g) Repercusión sobre la psiquis de los participantes en competencias.
h) Formas más adecuadas de seleccionar a los posibles talentos para una modalidad deportiva.
i) Intervenciones psicológicas para desarrollar habilidades, en niños y jóvenes, de enfrentamiento al estrés y con ello garantizar los resultados y estabilidad del deportista.
Al respecto ver los trabajos de D. Gould, y T. Horn. (1984), A. Gordillo, (1992), e Y. Ommundsen, (1992).
Hay amplia bibliografía sobre los temas antes tratados donde además están presentes aspectos controvertidos en que los investigadores aun no llegan a conclusiones definitivas, entre ellos:
1. El papel socializador del deporte.
2. Si la personalidad de los niños y jóvenes se desarrolla y modifica por medio de la práctica sistemática del deporte competitivo. (Ver D. S. Butt. (1987), G. Roberts. (1993), E. Cantón, L. Mayor y J. Pallarés. (1995) y E. Cantón (1995).
Entre las investigaciones más relevantes están aquellas se relacionan con la Motivación, y que describen los motivos que llevan a niños, jóvenes y adultos a practicar el deporte.
Estos estudios por el interés que conllevan son numerosos.
M. R. Weiss y N. Chaumeton, (1992) en una revisión de casi una década de investigaciones encontraron tres aspectos comunes a todas ellas.
1. La presencia de motivos vinculados a la necesidades de movimiento, mantenimiento y mejoría de la salud y el aspecto físico, la diversión y obtener resultados en competencia. En resumen se analizan dos motivos básicos: el placer y diversión que se obtiene por la práctica en si y la obtención de resultados.
2. Las investigaciones corroboran que no existen motivos aislados que compulsen al deporte sino que existe una diversidad de motivos, que forman una configuración cuya resultante promueve a participar en el deporte.
3. La tendencia de estos resultados no varia por la edad, sexo, deporte practicado o experiencia alcanzada en el deporte.
Para muchos investigadores entre los que se destaca A. Z. Puni (1977) la motivación hacia la práctica del deporte debe verse como un proceso activo que transcurre por diferentes etapas.
A. Z. Puni (1977), señala tres fases del desarrollo de la motivación hacia el deporte.
1. Fase inicial de la práctica del deporte, donde están presentes como motivos la atracción emocional del ejercicio físico, la necesidad del movimiento y el cumplimiento de las tareas deportivas asignadas.
2. Fase intermedia en que el participante elige el tipo de deporte a practicar que se caracteriza por la satisfacción emocional de la practica del deporte y la necesidad de obtener resultados elevados.
3. Fase de la maestría deportiva cuya mayor aspiración se logra con el perfeccionamiento de las capacidades deportivas, los rendimientos y la satisfacción derivada del cumplimiento de las tareas deportivas dada las implicaciones que tienen para el individuo desde el punto de vista de sus sentimientos y valores.
A nuestro modo de ver es muy beneficioso considerar al igual que lo hace A. Z. Puni, (1977), el estudio de los motivos como un proceso dinámico en constante transformación, fruto de las propias interpretaciones que realiza el practicante de sus experiencias en el medio deportivo como resultado de la influencia de factores externos.
Consideramos conveniente incluir una cuarta fase relacionada con la aparición de nuevas motivaciones o intensificación de motivos no vinculados al deporte que en ocasiones entran en conflicto con la propia participación en el deporte y que dan lugar al abandono de la actividad.
Muchas de las investigaciones sobre la motivación se basan en niños y jóvenes que no alcanzaron el alto rendimiento, para compensar esta limitación exponemos los estudios siguientes:
En investigaciones realizadas por F. García Ucha (1986), con jugadoras de voleibol y de otras especialidades deportivas de equipos cubanos se concluye que muchos de los participantes se inician en el deporte cuando los motivos que tienden a la practica deportiva ocupan un lugar preeminente en la jerarquía motivacional del individuo. Cuando estos motivos llegan a un alto grado de dominio sobre el sujeto se logra una mayor estabilidad en cuanto a permanecer dentro del régimen de vida deportivo, incluyendo los propios rendimientos.
F. García Ucha (1991) señala, además, que aquellos participantes en que aparece en la esfera de su motivación una mayor diversidad en cuanto a formaciones motivacionales vinculadas a otras áreas de actividad, su estabilidad en el deporte es mucho más débil y sus rendimientos son más inestable dando lugar en muchas ocasiones al abandono de la actividad deportiva.
H. Valdés Casal, (1996) estudió a 48 deportistas de alto rendimiento cubanos, con un promedio de 23 años de edad y miembros de deportes de combate, juegos deportivos y deportes de tiempo y marca.
A cada deportista se le preguntó sobre los cinco motivos, razones o aspiraciones que los mantienen en el deporte, en orden de importancia decreciente.
Se obtuvieron 194 respuestas perfectamente clasificables en una de las categorías siguientes:
1. Satisfacción con la actividad.
2. Aspiración de rendimiento.
3. Status social y/o deportivo.
4. Salud, preparación física.
5. Motivos cognoscitivos.
6. Transmisión de conocimientos.
7. Razones económicas.
8. Tiempo Libre/relajación/descanso.
9. Relaciones sociales.
10. Realización personal.
La respuesta que surgió con mayor fuerza es la de satisfacción con la competencia y el entrenamiento, el placer de la práctica y el amor por el deporte.
Sobre un fondo general surge el rendimiento, que acapara el 18.6% de las respuestas obtenidas.
Los deportistas prefieren como primera opción el gusto por la actividad deportiva, pero ya en segunda opción aparece la categoría de rendimiento, ampliamente, como la más importante.
El rendimiento se expresa, según señala H. Valdés Casal (1996) no sólo como el segundo motivo en relación con el total de respuestas, sino que es el segundo aspecto en orden de importancia que dan los deportistas para explicar la práctica sistemática.
Profundizando el tema de las motivaciones nos planteamos conocer cuales pueden ser los mediadores psicológicos que propician la formación de la actitud para practicar el deporte.
En este sentido, al definir las actitudes nos referimos a la obra de H. Hiebsch y M. Verwerg (1979) quienes señalan que las actitudes constituyen una disposición a reaccionar que surge en determinados grupos en situaciones concretas, con cierta espontaneidad y obligación, y que, tanto por su extensión como por su contenido, no solo depende del objeto en cuestión, sino, en primer lugar – en calidad de circunstancias socio-psicológicas – constituye una orientación para las personas dependientes de las normas del grupo.
H. Hiebsch y M. Verwerg (1979) plantean que las actitudes se adquieren, fundamentalmente, por cuatro mecanismos socio psicológicos, denominados: Imitación, Identificación, Instrucción y Enseñanza.
En la vida práctica estos mecanismos de mediación no aparecen de forma aislada, aunque en su estudio se pueden separar para determinar el grado de influencia que tiene cada uno en la formación de las actitudes.
Estos autores concluyen que mediante la imitación se adquiere actitudes sin que sea necesario emplear técnicas educacionales; se caracteriza por ser un proceso de aprendizaje espontáneo. Mientras que la imitación la realiza el sujeto de forma automática, su forma consciente, puntualizan, dichos autores, es la identificación, de manera que el sujeto adopta patrones de conducta de otros.
Estos mecanismos parten directamente del sujeto y en ellos no está involucrada la actividad del educador u otros factores externos, con incidencia en cierta dirección para formar la actitud, atributiva de mecanismos tales como la instrucción y la enseñanza.
La instrucción se caracteriza por ser una forma específica de transmitir información al sujeto de la actitud que debe adoptar ante uno u otro problema o situación. Mediante la instrucción, el sujeto recibe una información relacionada con determinados modos de conducta que tienen un significado diverso o especifico para el contexto social.
La enseñanza es otro mecanismo socio psicológicos desencadenante del proceso de formación de actitudes. Por medio de ella se le inculcan al educando modo de conductas, formadoras, con determinada obligatoriedad, de las actitudes. La enseñanza se caracteriza por ser una actitud dirigida y educativa.
Es necesario señalar que las actitudes son el resultado de la personalidad del sujeto, su actividad e intercambios de experiencias con otras personas.
A partir de estos supuestos el autor de este capitulo investigó cual era el papel de estos mecanismos mediadores en la formación de actitudes para la práctica del atletismo, y analizó, así, la preponderancia y fuerza de cada uno de ellos.
Mediante una entrevista se llevaron a cabo guías para averiguar las razones por las que los participantes de un equipo juvenil de atletismo se habían sentidos impulsados a practicarlo.
Fueron encuestados 48 hembras y 50 varones. Los deportistas tenían una edad promedio de 16 años y llevaban 4 años practicando sistemáticamente el deporte.
Para analizar el contenido del material comunicado se emplearon criterios de clasificación del mismo de la forma siguiente:
Aquellos contenidos reveladores de que el sujeto había decidido la practica del deporte espontáneamente por seguir los patrones de conducta de los amigos y familiares, fueron colocados dentro del mecanismo de la imitación.
Los contenidos referidos a la toma de decisión para practicar el deporte como consecuencia del deseo de igualar a amigos o familiares que jugaron un papel relevante en nuestro movimiento deportivo, así como el ansia por copiar a nuestras figuras deportivas, fueron encasillados dentro del mecanismo de la identificación.
Se decidió considerar como respuestas relacionadas con la instrucción aquellas expositoras de que el sujeto había comenzado la practica del deporte estimulado por la propaganda, la información en general, incluidas las exhortaciones y actividades que, a veces, de forma esporádica o programada, se realizan en los centros educacionales.
Los contenidos relacionados con la enseñanza, por ser este el esfuerzo pedagógico más difícil y, a la vez, productivo, fueron aquellos en que los atletas destacaron el papel de sus profesores de Educación Física y del programa de sus actividades como las razones fundamentales que constituyeron un incentivo para participar en el deporte.
Es necesario enfatizar que estos mediadores no actúan de forma aislada y que, al separarlo solo se busca encontrar que, como tendencia, el sujeto reconoce por haber predominado, en cierta medida, en la formación de sus actitudes.
Los resultados del estudio mostraron que la imitación fue considerada por el 53% de los deportistas como el mecanismo preponderante, un 23 % se encaminó al deporte por su identificación con personas relevantes, para el sujeto, vinculadas al deporte de alto rendimiento (familiares, atletas ejemplares o olímpicos). la influencia de la instrucción fue señalada por el 15% y la enseñanza por el 9%.
Hay que destacar que las respuestas a la entrevista significan, sobre todo, la vivencia subjetiva acerca de cómo manifestaron los sujetos fue formada su actitud, y permitieron conocer el impacto que en él tuvieron estas actividades, lo cual no quiere decir que uno de estos mecanismos haya dejado de tener influencia en el proceso de formación de actitudes para el Atletismo, por ejemplo, el programa de instrucción y enseñanza de los profesores de Educación Física o en las Escuelas pueden haber estado actuando, pero lo que encontró la mayoría de los sujetos como verdaderamente significativo fue la imitación o identificación con personas superiores en rango social, o con quienes eran prominentes en estas actividades, dado que poseen modos de conducta que le permiten dominar esta esfera, o con quienes practicaban el deporte, pero que, a la vez, formaban parte del grupo social del sujeto o mantenían vínculos afectivos.
Todo ello puede indicar el valor de los mecanismo mediadores de la imitación y la identificación para estimular el desarrollo de las actitudes hacia el deporte, quizás por su preponderancia afectiva más que los procedimientos activos de la instrucción y enseñanza.
De manera que los procedimientos de instrucción y enseñanza pudieran incrementar su impacto sobre los posibles participantes en el deporte si llegaran a incorporar los mediadores de la imitación y la identificación.
Finalmente otro de los aspectos de valor en la Iniciación Deportiva lo constituye la explicación del elevado índice de deserciones por parte de los deportistas.
Las causas del abandono deportivo, según H. Valdés Casal (1996) son múltiples: «Conflictos de interés con otras actividades, lesiones, perdida de la diversión, falta de incremento de las habilidades, disgustos con el entrenador, presión competitiva y demasiado consumo de tiempo».
Algunas estadísticas demuestran que el 80% de todos los niños abandonan el deporte competitivo a partir de los 12 años, sin diferencias de sexo, involucrándose en ello como causa responsable a los niveles percibidos de estrés.
De todas las causas una de las mas frecuentes es el papel que debe desempeñar el entrenador. (Ver J. Cruz Feliú (1997).
J. López Abascal y F. García Ucha, (1994) realizando un estudio en escuelas de iniciación deportiva encontraron que 5 de cada 10 varones y 4 de cada 10 hembras abandonan el deporte por dificultades en las relaciones con los entrenadores.
El entrenador es la figura de mayor pujanza sobre los deportistas bien para influir en su motivación o en otros aspectos educativos. El éxito del entrenador depende de su habilidad para crear un clima psicosocial adecuado en sus relaciones con los deportistas, tanto en la preparación deportiva como en plano personal.
La confianza en el entrenador, el reconocimiento de su autoridad y el buen contacto personal facilitan el entusiasmo y disposición a rendir en entrenamientos y competencias de los deportistas.
F. García Ucha y col. (1992), aplicaron a 168 deportistas pertenecientes a 18 equipos de una escuela de iniciación deportiva, la escala «Entrenador-Deportista» de, Y. Hanin y A. V. Stumbov, (1976), destinada a la evaluación cualitativa y cuantitativa del carácter de las valoraciones de los deportistas hacia su entrenador.
La escala esta compuesta por 24 alternativas que representan tres parámetros: 1. Cognitivo, que refiere el nivel de maestría del entrenador en el plano de su profesión, 2. Emocional, que expresa en que medida es capaz de responder a las exigencias afectivas del deportista y 3. Conducta se relaciona con las características de la conducta externa y comunicación del entrenador con los deportistas.
Los resultados expresaron las conclusiones siguientes:
– Los entrenadores que fueron valorados por los deportista de forma positiva en los tres parámetros pertenecían a equipos de mayor estabilidad en los rendimientos y menor abandono.
– Las valoraciones bajas, asignadas por los deportistas, en el parámetro Emocional influía también en una valoración baja en el resto de los parámetros aun cuando no se correspondía realmente con la maestría del entrenador y su conducta.
– Las valoraciones bajas de los deportistas acerca de su entrenador se corresponden con equipos donde ocurría un abandono significativo de los deportistas,
Por todo ello los planes y proyectos de iniciación deportiva deben incluir el desarrollo de habilidades psicopedagógicas de los entrenadores, las cuales les permitan responder a diferentes papeles que deben asumir, entre los cuales se destaca su actuación como motivadores, la creación de un clima adecuado en los entrenamientos y competencias, mejora de la comunicación y asesoramiento a los padres sobre las metas que deben cumplir sus hijos.
Los especialistas que trabajan en esta área del deporte serán beneficiados en su labor en la medida en que adquieran un conocimiento mas amplio sobre los temas tratados.
Saludos.
Dr. Francisco Enrique García Ucha.