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“Habilidades Psicológicas para Entrenadores de Alto Rendimiento Deportivo”.

Conferencia impartida en el Congreso Hominis 2018: “Habilidades Psicológicas para Entrenadores de Alto Rendimiento Deportivo”.
Francisco Enrique García Ucha.
Universidad de Ciencias de la Cultura Física y el Deporte “Manuel Fajardo”. Cuba.

El tema que nos congrega aquí, relativo las habilidades psicológicas del entrenador, fue desarrollado por mi partiendo de la revisión de la literatura, el intercambio de experiencia con expertos y la experiencia de 44 años laborando como psicólogo junto a entrenadores de alto rendimiento.
Discernir las habilidades psicológicas de los entrenadores, resulta altamente significativo sobre todo si se destaca que todas las tareas que desarrollan los psicólogos en el deporte de alto rendimiento, se realizan en gran parte a solicitud de los entrenadores, entre un 30 a un 70 por ciento, de las demandas de la ayuda de un psicólogo del deporte, es reclamada por los entrenadores y es por medio de su ínter vinculación que pueden llegar a un feliz término. Por ello, comprender la naturaleza y características del papel de los entrenadores permite facilitar una interacción más adecuada en las labores que se llevan a cabo gracias a una visión clara de su quehacer, potencialidades, limitaciones y riesgos en su actividad.
A menudo, no existe por parte de los psicólogos una lectura precisa de lo que implica ser entrenador, lo que puede dar lugar a incomprensiones, conflictos y conductas no atinadas en la práctica profesional, entre ellas, el intento de suplantar las funciones del instructor. La mediación de los entrenadores es trascendental en la incorporación, formación y desarrollo de los deportistas para incrementar sus rendimientos y hasta en efectos contraproducentes al deporte, como es el abandono por los participantes.
Feltz (1992), señala que un 80% de los niños que se inician en el deporte lo abandonan. Entre las causas más significativas esta la actuación del entrenador. De ese 80%, de niños y adolescentes que se alejan del deporte, un 60% lo hacen debido a los malos tratos, la conducta punitiva, los entrenamientos excesivos, el campeonismo, la falta de refuerzos positivos, los prejuicios y otras acciones negativas de los entrenadores.
En el sistema deportivo el papel del entrenador tiene un carácter ordenador, regulador de toda la actividad que se desarrollan con vista a obtener sus metas.
Dos son las tareas fundamentales del entrenador: una como profesor o pedagogo. En la formación de los hábitos y destrezas del deportista, incluyendo el desarrollo de las cualidades físicas que garanticen el desempeño del deportista o el equipo y como segunda tarea la formación educativa del deportista que garantice el desarrollo de sus cualidades socio psicológicas que son premisas de la práctica deportiva.
La profesión de entrenador se encuentra consideradas entre aquellas que presentan elevados grados de estrés. García (2011).
Entre las razones del estrés resulta evidente que el entrenador está sometido constantemente al examen de sus potencialidades como especialistas por todos los participantes de la actividad deportiva. Un entrenador puede obtener el éxito con frecuencia, incluso de un campeonato a otro, durante años y en cuanto su equipo o deportistas sean derrotados se cuestiona sus aptitudes.
Por tendencia todos opinan acerca del papel desempeñado por los entrenadores, sus decisiones, sus estrategias para alcanzar el éxito y la dinámica de sus relaciones con los deportistas y otros actores en el mundo del deporte, incluyendo la prensa, las relaciones con los árbitros, familiares y todo lo que se vincula con el deportista.
La labor del entrenador dirigida a la obtención de elevado rendimiento presenta una dificulta propia del deporte, la dualidad: entrenamiento-competencia. El entrenador prepara al deportista para la competencia, sin embargo, en el proceso de entrenamiento y preparación la competencia, nunca es entrenada. Esta es única por sus características y por más que se intente modelar sus condiciones nunca se llega a completar sus peculiaridades, por ejemplo, la atmosfera social de la competencia. Esto conlleva un grado determinado de incertidumbre. Otro aspecto de indeterminación en la labor del entrenado se encuentra que, en los  entrenamientos orienta y corrige errores, traza los planes para la actuación del deportista más en las condiciones de competencia el deportista va a dar respuestas que surgen del papel activo de su personalidad y que pueden estar dentro de los planificado y formado por el entrenador o no. El entrenador se encuentra en la competencia, pero no puede actuar dentro de ella en ocasiones incluso no puede dar instrucciones. Esto recuerda la ansiedad que generan las tareas no terminas a la que Lewis llamo cuasi necesidades.
Un grupo de acontecimientos fortuitos, tienen lugar en el deporte y sobre los cuales el entrenador no puede asumir su control como son las lesiones deportivas, los accidentes en la actividad, la actuación de los árbitros y muchos otros imprevistos.
Y un factor reconocido como generador de estrés lo constituye el déficit de tiempo para todas las tareas, en la sesión de entrenamiento se deben de realizar diariamente correcciones que van a afectar parte del plan trazado. Ante las dificultades los entrenadores por tendencia emplean más tiempo con vista a la solución de cada dificultad, lo que repercute en su vida social de manera particular en la atención de la familia.
Basándose en la complejidad de la actividad deportiva y en todos los factores de índole formativa que la sustenta se destaca la importancia del desarrollo de las habilidades de los entrenadores como principal agente de formación de deportistas y equipos. Esto ha llevado a especialistas vinculados al deporte a preocuparse por garantizar la identificación y formación de las habilidades de los entrenadores para que logren alcanzar la excelencia.
El deportista ve en el entrenador a un referente y se refugia en este por ello es trascendente para los integrantes del entrenamiento, que el entrenador (referente del atleta) tenga herramientas para controlar los procesos, tanto en buenas como en malas situaciones, evitando generar, entre otros factores, la motivación al abandono. Es importante que el lector entienda que el deportista no solo se desmotiva cuando pierde o no logra un resultado. También, hay casos, en los que después de ganar o lograr un objetivo sobresaliente considera un óptimo momento para abandonar el deporte que practica. La motivación que provoca el abandono en este último caso, es el temor a no poder mantener el status logrado.
La literatura en Psicología del Deporte sobre los entrenadores es muy extensa y reclama de la gestión del conocimiento para su registro y apreciación. Uno de los trabajos iniciales fue el Ogilvie y Tutko (1966) seguido por investigadores como LeUnes y Nation (1993) Salmela (1996) Noce (2003) Martens (1987, 2002) y Buceta (2004), así la lista de publicaciones e investigaciones llegan a nuestros días.
El trabajo inicial de Ogilve y Tutko arrojo que los entrenadores se caracterizaban por: aspiran al éxito, a la cima, organizados, entusiastas, conscientes abiertos, dominantes, resistentes, maduros, agresividad socializada, y como elementos menos positivos: algo indolentes e inflexibles.
LeUnes (1982) en uno de sus estudios encontró que la personalidad del entrenador presentaba rasgo de una muy buena adaptación social a pesar de sus tendencias al autoritarismo.
López y García, (1994) realizando una investigación en una escuela de iniciación deportiva, con 457 nadadores encontraron que 4 de cada 10 varones y 3 de cada 10 hembras abandonan el deporte por dificultades en las relaciones con los entrenadores. López y García, (1994) investigaron en 168 nadadores, tres variables, Capacidad Cognitiva, Respuesta Emocional y Comportamiento por medio del cuestionario, de Hanin (1980) sobre la evaluación por los deportistas de los entrenadores en el estudio se halló: Los entrenadores valorados por los deportistas de forma positiva en las tres variables pertenecían a equipos de mayor estabilidad en los rendimientos y menor abandono. Las valoraciones bajas, asignadas por los deportistas, en la variable: emocional influían en una valoración baja en el resto de las variables, aun cuando no se correspondía realmente con la pericia del entrenador y su conducta. Sin embargo, podemos decir que, si el deporte de alto rendimiento existe y está desde la antigüedad, es gracia a la actividad de los entrenadores, sólo hay casos muy excepcionales, en que un deportista llegue a constituirse en su propio entrenador. Uno de ellos fue el corredor de fondo checoeslovaco Emil Zatopek. Apodo: “La Locomotora Humana”. Elegido “Mejor Atleta Checo del Siglo” (1997).
Un estudio cualitativo sobre entrenadores de alto rendimiento deportivo, llevado a cabo por Pérez (2002) con 11 sujetos varones entrenadores de alto rendimiento deportivo (EARD) de tres deportes diferentes (5 de fútbol, 3 de tenis y 3 de atletismo), que desarrollan su labor en España, en tres contextos, también diferentes, esto es: Club deportivo de 1ª División (Fútbol), Privado (Tenis) y Federación (atletismo), empleando entrevistas y observaciones y se concluyó que respecto a lo que más satisfacción produce a estos EARD de fútbol es poder formar un equipo de personas muy heterogéneas y que persigan una finalidad común que es la victoria. Por el contrario, lo que menos satisfacción les produce es la relación con los medios informativos y el tratamiento que éstos dan al este deporte. En general, consideran a los periodistas «desconocedores de este deporte, nada constructivos en sus intervenciones y que buscan constantemente el enfrentamiento y la polémica».
Las características más sobresalientes de estos entrenadores fueron: pragmatismo, tenacidad y constancia, capacidad de convencer, apasionamiento y apertura a la creatividad, dialéctica y defensa del fútbol espectáculo, realismo y honestidad, convencimiento y disciplinado, flexibilidad y capacidad de adaptación, afición y vocación, profesionalidad, crítica e innovación, profesionalidad, motivación e ilusión.
En el 2015 lleve a cabo una investigación acerca del papel del entrenador, con alumnos de la Maestría en Psicología del Deporte del I.S.C.F. “Manuel Fajardo” para ello se realizó un estudio desde una perspectiva cualitativa, utilizando una entrevista como técnica de recolección de datos y el análisis del contenido de las mismas por medio de indicadores. La investigación contó con una muestra total de 65 personas, la cual estuvo compuesta de la forma siguiente: 35 entrenadores de alto rendimiento del ámbito provincial. 5 psicólogos. 25 deportistas de alto rendimiento Esta muestra se construyó de forma aleatoria.
Para cada uno de estos grupos, se realizó un análisis de los contenidos de las reflexiones de los encuestados por medio de indicadores.
A partir de estos datos, se construyó una propuesta definiendo las tareas que debiera ejercer un entrenador en el marco del deporte actual en los centros provinciales de deporte. Los resultados aparecen aspectos tanto en el ámbito macro social como micro social, a continuación:
Dirigir el proceso de enseñanza aprendizaje.
Ser impulsor de cambio de los rendimiento.
Impulsar el desarrollo integral del deportista.
Atender la prevención en salud del deportista.
Trabajar con variables psicológicas en contextos formativo tales como la motivación y los valores.
Trabajar en forma multidisciplinaria.
Diferenciarse de otros profesionales de apoyo.
Tener una visión sistémica de la preparacion deportiva.
Tener una  mirada proactiva.
Las investigaciones anteriores dirigidas sobre todo a caracterizar los entrenadores en diferentes atributos pueden constituir una información para rubricar las habilidades del entrenador, en este punto es importante exponer qué entender por habilidades ya que con frecuencia se le atribuye el mismo significado a los conceptos de conocimiento y habilidad. Al conceptualizar habilidad encontramos que es empleada en varios sentidos y en diversos contextos. Esto resulta importante desde la concepción teórica que queramos asumir para la fundamentación de las investigaciones. Aquí deseamos adjudicar la habilidad como consecución efectiva de una o de un conjunto de tareas. Se trata de signar la habilidad como el cuerpo de conocimientos y habilidades que un individuo posee y consigue utilizar de manera eficaz. Se presenta sobre todo como los recursos que se sitúan en juego en la acción profesional, presentes en la solución de problemas, la toma de decisiones, la gestión, la dirección y orientación los deportistas en entrenamiento y competencias.
El interés por el desarrollo de las habilidades psicológicas en los entrenadores acarreó algunas preocupaciones para los psicólogos, de ellas si luego de poseer conocimientos en psicología es posible que se diera la tendencia en los entrenadores de ocupar el rol del psicólogo, cuestión que en determinados momentos y por algunos entrenadores tuvo lugar, incluso se pretendió señalar por algunos directivos en el deporte que el mejor psicólogo del deportista era el entrenador. Cuestión aparentemente fácil para quienes no conocen la complejidad de la psicología. La experiencia práctica ha demostrado que la complejidad de la tarea del entrenador en el proceso de preparación deportiva plantea numerosas demandas estas pueden ser divididas en dos quehaceres, por una parte, se trata de las labores en el desarrollo del proceso de aprendizaje y entrenamiento del deportista, y por otra parte se centra más en la labor formadora, educadora, y conductora que pretende la interiorización de la cultura del deporte, los valores y actualizar las potencialidades psicológicas individuales y grupales ya existentes, como consecuencia de estos quehaceres es muy difícil asumir un doble rol, de psicólogo y entrenador, a pesar incluso de tener la formación académica de psicólogo. Sin embargo, la práctica demuestra, que tener habilidades psicológicas puede facilitar en mucho sus propias tareas.
Tipificar las habilidades psicológicas de los entrenadores y propiciar los medios para su establecimiento y desarrollo a nuestro modo de ver amplía las posibilidades de comprensión de estos acerca de las tareas que pueden asumir los psicólogos y su potencial para el deporte.
Los estudios sobre la identificación y formación de las habilidades de los entrenadores surgen en los años 70 con las primeras aportaciones científicas de Tausch (1977), Chelladurai y Hanggery (1978), y Bauer y Ueberle (1984) relacionadas con el desarrollo profesional, los métodos o estilos de instrucción y los contenidos que trasmiten han constituido la base en esta línea de trabajo; Martens y colaboradores en 1989 amplio los resultado obtenidos sobre todo en las habilidades vinculadas al liderazgo al llegar a la definición de tres estilos de entrenamiento: Autoritario, el estilo dócil y el estilo cooperativo.
Jiménez (2010) señala que, a pesar de las investigaciones realizadas a nivel teórico y empírico es evidente que el entrenamiento deportivo carece aún de una base conceptual suficiente, debido principalmente al hecho de ser un proceso social, en el que se interactúa con personas y con sus sentimientos y emociones. Dicha circunstancia provoca que los objetivos perseguidos por los entrenadores estén lejos de ser del todo precisos, congruentes, concretos o susceptibles de ser plenamente operativos.
Consecuentemente, muchos entrenadores trabajan sin una referencia en el proceso de entrenamiento buscando información fuera del ámbito educativo y basándose, como se ha demostrado, en sentimientos, intuiciones, eventos y experiencias previas y únicas, acumuladas a lo largo de los años. La falta de una clara vía de desarrollo para todos los aspirantes a entrenadores es un claro indicador de que el sistema educativo actual del entrenador necesita de una revisión.
Los avances recientes de las investigaciones para fortalecer los programas de habilidades han destacado la importancia de analizar las habilidades para solucionar los dilemas sociales que caracterizan su práctica. Considerar como aspectos fundamentales el holismo del entrenamiento, la relación social, la adaptabilidad contextual, la capacidad de liderazgo y de comunicación.
Ayala y colaboradores (2015) estudiaron la formación académica y experiencia deportiva de los entrenadores suramericanos por medio de 86 hombres y 4 mujeres entrenadores desde un enfoque cuantitativo y los resultados mostraron que los entrenadores estudiados se destacan por su bajo nivel de neuroticismo y alto grado de extraversión, apertura a la experiencia, cordialidad y responsabilidad. Esto es, son en su mayoría: responsables, perseverantes, seguros, orientados hacia una meta, asertivos, cordiales y abiertos a nuevas ideas y experiencias. Estas características a de personalidad, como su formación y capacidad para aplicar un modelo de entrenamiento eficaz conlleva, en gran medida, a que obtengan grandes éxitos con los equipos y deportistas que entrenan.
Asimismo, Bastos y colaboradores (2009) expusieron como los entrenadores de élite del deporte de discapacidad utilizan técnicas psicológicas para mejorar el rendimiento deportivo de sus atletas. Ellos hacían uso del establecimiento de objetivos, las imágenes, la relajación y el diálogo interno son estrategias psicológicas cruciales para una preparación psicológica exitosa y, por consiguiente, para mejorar el rendimiento deportivo del atleta.
Los entrenadores tienen un papel importante en la implementación del entrenamiento de habilidades psicológicas y pueden contribuir a aumentar el uso de estrategias psicológicas por parte de sus atletas. El estudio de Bastos y sus colaboradores se llegó a examinar la importancia asignada a un grupo de estrategias psicológicas (es decir, establecer metas, imágenes, relajación y diálogo personal) y su uso en la práctica y en la competencia de entrenadores de élite del deporte con discapacidades. Se llevaron a cabo entrevistas semiestructuradas en profundidad en diez entrenadores portugueses de élite. El análisis de contenido fue la metodología cualitativa utilizada para el análisis de datos. Se reconoció por los entrenadores la importancia de las cuatro estrategias psicológicas abordadas. Sin embargo, el examen de las rutinas de entrenamiento en la aplicación de estrategias psicológicas sugirió un uso no desarrollado de la mayoría de las estrategias, específicamente en el entorno de la práctica. La relajación y el diálogo interno fueron las estrategias más infrautilizadas. Todos los entrenadores informaron el uso de la fijación de objetivos tanto en la práctica como en la competición. En general, los resultados actuales plantean inquietudes sobre la contribución efectiva de los entrenadores de élite portugueses para el desarrollo de una preparación psicológica exitosa entre atletas con discapacidades.
Es imprescindible hacer énfasis en que papel fundamental del entrenador radica en manejar, incluyendo el liderazgo y la dirección, todo el proceso para la mejora del rendimiento, basándose en las aspiraciones de los deportistas y sus capacidades e intentando reducir los aspectos imprevisibles para el rendimiento.
Desde nuestra reflexión, sugerimos que el aumento de racionalismo en el entrenamiento no es la respuesta para ayudar a los entrenadores a operar de manera más eficaz. No queremos decir que se vaya a la improvisación o a lo irracional, pero sí que se tenga en cuenta que cada situación de entrenamiento es diferente, relativamente incontrolable y contradictoria.
Por ello, no se pueden controlar todos los factores del entrenamiento, pero si reducir o generar aspectos y experiencias concretas, prácticas y comunes, las cuales deberían ser reflejadas en libros o guías de entrenamiento para una buena práctica, por ejemplo, la investigación de Samulski y Noce (2003) con entrenadores de natación y voleibol nos muestra la importancia de considerar las características típicas de cada deporte para acercarnos a las habilidades implicadas en cada una de las actividades. En su indagación encontraron diferencias en las características de los entrenadores de natación comparados con los que se dedican al voleibol. Se oobservó que los entrenadores identificaban características relativamente diferentes en función de la modalidad de su deporte (respuestas múltiples posibles). Los técnicos de natación identificaran características, como Conocimiento científico 58.2%. buenas Relaciones 40.0%, Liderazgo 23.6% en cuanto los técnicos de voleibol definieron más objetivamente las características consideradas más importantes (conocimiento científico – 93,3%, y liderazgo – 86,7%, Comunicación 46.7 %).
Barros y colaboradores (2010) llevaron a cabo una investigación sobre la autopercepción de las competencias profesionales de los entrenadores de futbol función de la experiencia personal y de la formación académica con 81 entrenadores a quienes se aplicaron, un cuestionario. Quedo demostrado que los entrenadores con formación académica presentaron niveles superiores de competencia percibida en actividades ligadas a planificar, evaluación y conducción de los entrenamientos, en la dirección y formación de entrenadores principiantes y deportistas.
Pulido y colaboradores (2016) se interesaron en conocer la influencia de las formaciones académica y federativa de los entrenadores sobre los niveles de motivación, diversión, aburrimiento e intención de persistencia en jóvenes deportistas. Para ello, participaron 432 jóvenes con edades entre 10 y 16 años (M = 13,44; DT = 2,92), pertenecientes a disciplinas deportivas individuales (n = 162) y colectivas (n = 270), de género masculino (n = 245) y femenino (n = 187), seleccionados mediante un muestreo por conglomerados. También, participaron 88 entrenadores deportivos, con edades entre los 20 y 56 años (M = 35,79; DT = 9,58). Se llevó a cabo un análisis de diferencias en función de la cualificación académica y federativa de los entrenadores. Los resultados señalaron que los deportistas dirigidos por entrenadores sin formación federativa presentaban mayores niveles de desmotivación. Asimismo, los deportistas entrenados por técnicos sin titulación académica obtuvieron mayores puntuaciones en las regulaciones extrínsecas (identificada y externa). Por tanto, los hallazgos respaldan parcialmente la relevancia de la formación de los entrenadores, obteniéndose diferencias en regulaciones alejadas del máximo nivel de autodeterminación (externa), desmotivación y aburrimiento.
Capote (2017) ratifica los resultados de los autores anteriores señalando que la conformación de la teoría del entrenamiento la teoría o teorías del entrenamiento físico, requiere profesionales con una formación inter-multi y transdisciplinaria, y el desarrollo de habilidades tantos personales y específicos del deporte.
Fruto de la reflexión acerca de la literatura expuesta y de las experiencias previas consideramos como habilidades psicológicas del entrenador las siguientes:
Liderazgo y dirección.
El establecimiento delas habilidades del entrenador nos llevan a considerar como muy relevante la del liderazgo y la dirección. Estas funciones implican conductor de recursos humanos, catalizador de aprendizajes, pedagogo, líder, motivador, coordinador, aceptación de directrices y responsabilidades, resolución y arbitraje de conflictos, y por encima de todo, la toma de decisiones como función básica del entrenador al ser el director del sistema de preparación.
Estilo de liderazgo situacional. Estudios muestran que la clasificación de los estilos de liderazgo en autocrático y democrático no era suficiente para atender a todas las necesidades organizacionales. Se buscó en tanto el desarrollo de un modelo que se ajuste al comportamiento del líder en función de las características del grupo y de la situación. El líder eficaz debería tener la capacidad de modificar su estilo de liderazgo con base en la observación de una serie de variables, dando lugar al estilo de liderazgo situacional.
Conocer los diferentes tipos de liderazgo.
Motivador.
El entrenador como impulsor de la motivación y como apoyo en la motivación.
La motivación hacia el dominio. Habilidad para comprometer al deportista a la práctica que exige esfuerzo y dedicación. Motivación para atender las tareas.
Habilidades para emplear la motivación intrínseca y extrínseca del deportista como de igual forma la motivación de logro.
Experto en establecer metas y su control.
Animación de grupos. Control e influencia sobre el grado de aspiración a las metas y disposición a rendir.
Habilidad para manejar la dualidad motivación y aprendizaje.
Transmitir información de forma clara y precisa.
El empleo de la retroalimentación o feedback. Ayudarle a repetir los comportamientos motrices adecuados, eliminar los comportamientos incorrectos y corregir los resultados previstos”.
Reconocer el papel activo del deportista.
Comunicación debe ser coherente con los hechos.
Empatía.
Basada en la comprensión de las circunstancias del deportista.
Ser imparcial durante el recibimiento de mensajes.
No imponer barreras a los mensajes.
Analizar la comunicación no verbal paralelamente a la verbal.
Desarrollar la capacidad de identificar las ideas principales en un mensaje.
Educador.
Formador de los valores deportivos.
Relaciones interpersonales.
Crear el clima de trabajo idóneo para que todos saquen lo máximo de sí mismos.
Habilidades para desarrollar una atmosfera en el equipo.
Garantizar la armonía y cohesión del equipo.
Establecer vínculos adecuados con la familia del deportista,
aceptación incondicional de los deportistas.
Regulador de los estados psicológicos negativos.
Ser capaz de analizar las variables psicológicas que intervienen en el partido para manejarlas durante el mismo buscando el buen funcionamiento de su equipo y jugadores en los momentos previos al partido, que tendrá que preparar para que sus jugadores lleguen “metidos” adecuadamente y empiecen el mismo en el estado óptimo de funcionamiento. También, incorporando aspectos psicológicos en el calentamiento como el adecuado manejo del nivel de activación individual y colectiva; o elegir los mensajes más adecuados y la mejor manera de emitirlos.
Poder emplear técnicas de intervención psicológica relacionadas con la respiración, la relajación, la visualización, el auto lenguaje y la música.
Finalmente, debemos señalar que los programas de formación de las habilidades del entrenador deberían tener presente las recomendaciones siguientes:
Considerar “qué tipo de entrenamiento en formación debería llevarse a cabo en las prácticas de entrenamiento, de manera que produjese una preparación como entrenador competente, crítico, reflexivo, y que tenga unas actitudes positivas hacia su mejora profesional”.
Se subraya que sea como sea el entrenador y las características que le identifiquen, nunca podrán faltar factores como la competencia, la reflexión y la superación personal.
En su trabajo Jiménez señala en función del resultado alcanzado, que los medios de formación más destacados de entrenadores para redactar unas propuestas en la formación de los entrenadores. Así, el día a día (aprendizaje situado) junto con la reflexión práctica, la red informal de conocimiento y el aprendizaje compartido, y el mentoring informal serán los medios desarrollados en este capítulo.
Los autores como Jiménez reflexionan sobre la necesidad de la formación de los entrenadores, observando la necesidad de aplicar tanto perspectivas científicas como prácticas. En este trabajo, se considera esencial que la educación sea situada en la disciplina específica, para que cada entrenamiento genere una profunda práctica reflexiva.
Jiménez et al. (2008) el medio en que se desarrolla el proceso social e interactivo, que lleva al aprendizaje efectivo, es la comunidad práctica.
Destacando por encima del resto el aprendizaje situado, se observa como éste es un medio socio-cultural no aislado en el cual un individuo adquiere un conocimiento   contextualizado.  Para ello Jiménez parte de los trabajo de Stein (1998) discute que el aprendizaje situado, igual que otras teorías de aprendizaje experimental, se basan en tres premisas dominantes: i) en primer lugar, el aprendizaje en actividades diarias no se puede separar de los ambientes complejos en los cuales se aplica el conocimiento; ii) en segundo lugar, el conocimiento se adquiere con experiencia y se transfiere solamente a las situaciones similares; y iii) finalmente, el aprendizaje es el resultado de los procesos sociales que requieren la negociación y la solución de problemas con otras personas.
Herrington y Oliver (1997) recogen las características básicas de un ambiente de aprendizaje situado:
Proporcionar un contexto que refleje la forma en que el conocimiento será utilizado.
Proporcionar acceso a funciones de expertos y al modelado de procesos.
Proporcionar múltiples roles y perspectivas. Apoyar la construcción colectiva del conocimiento.
Promover la reflexión para permitir que se formen abstracciones.
Proporcionar instrucción y andamiaje en momentos críticos.
Proporcionar una evaluación integrada del aprendizaje dentro de las tareas.

Correo electrónico (ennriquepsicologiasol@gmail.com)
Muchas gracias por la atención brindada.
Dr. Francisco Enrique García Ucha