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«La disposición de los deportistas a rendir»

Deportista disposición a rendir

Por Dr. Francisco Enrique García Ucha.

Resumen: En este trabajo se expone los diferentes aspectos que caracterizan la disposición de los deportista rendir en los entrenamientos y las competencias.
Se describe el entablado de la disposición con los procesos cognitivos y afectivos y otras formaciones de la personalidad. Las señales de comportamiento que permiten su valoración, así como las recomendaciones para la posible regulación de la disposición en los deportistas.
A continuación se expone la preocupación entrenador sobre el significado de la disposición a rendir.

“Soy entrenador de fútbol. Tengo un problema con un jugador. A este jugador lo considero con una buena capacidad técnica. Valioso para el equipo, categoría, etcétera…
No es que fuese un jugador que siempre ocupará el grupo regular pero jugaba bastante en el equipo. Ahora lo veo falto de motivación, juegue el tiempo que juegue. El otro día por poco provoca la derrota del partido cuando salió al campo. Dejándose ir, sin ataque ni defensa, como queriendo que perdiéramos el partido.
¿Qué debo hacer? Creo que a este jugador le falta mucha madurez. Pero no entiendo lo que ocurre con él”.
Se relaciona ante todo de un problema de disposición del deportista a rendir en el entrenamiento y la competencia.
Si Ud. es entrenador le interesará conocer:
¿Qué es la disposición?
¿Cómo se integra a otros procesos psicológicos?
¿Cómo conocer si un deportista tiene una disposición adecuada o no para rendir en entrenamiento y competencias?
¿Qué orientaciones existen para enfrentar la falta de disposición?
La disposición representa nuestras tendencias u orientación hacia una cosa, tarea o persona. En este caso, es un estado subjetivo de preparación para la acción.
La disposición envuelve características que incluyen aspectos corporales del comportamiento. Tal como los gesto, posición del individuo, que va vinculada a un estado de ánimo y que se manifiesta por la actitud corporal.
La disposición es el resultado de una tendencia duradera de los procesos de motivación. Estos procesos le dan orientación, dirección e intensidad al comportamiento del deportista.
La disposición no se encuentra aislada en la esfera psicológica del deportista sino se integra y es resultado de creencias y formas de asimilar y darle valor de manera activa a las tareas deportivas.
Las dificultades que enfrentan los entrenadores con los deportistas en las sesiones de entrenamiento y competencia relacionadas con la disposición a rendir ocupan una parte importante de su tiempo y conllevan un número determinado de tensiones que afectan tanto al deportista como al entrenador.
El 60 % de los deportistas que abandonan el deporte lo hacen quejándose de la dureza del entrenamiento y del trato que reciben del entrenador durante los mismos.
Esta situación deja a veces una huella tan profunda en el participante que puede incluso inhibirlo para volver a realizar deporte durante toda su vida.
Los entrenadores del mismo modo destacan que muchos de los deportistas que abandonan el deporte no tenían capacidad para resistir el esfuerzo y que eran blandos y débiles.
Se trata de un aspecto central para lograr los propósitos de toda peparación deportiva y la actuacion en competencias y sin embargo aquí se verifica que todo el mundo se preocupa porque el entrenador tenga la capacidad para poder influir sobre los deportistas. Cualquiera que sea el grado de rendimiento en que se encuentre el deportista desde el deporte infantil hasta el deporte elite de jóvenes o adultos, si el deportista entrena tiene grandes garantías para obtener resultados en competencias. Todos los que exhiben una respuesta positiva al entrenamiento llegan a tener resultados indudables en sus actuaciones.
Orlick, (1986) señala que una de las características más estables de los deportistas que alcanzan elevados rendimientos se relaciona con el grado de compromiso del deportista por el deporte. Entendiendo por compromiso esforzarse para entrenar más duro y más tiempo. El compromiso puede ser identificado en muchos aspectos con la disposición a rendir. Al respecto, Orlick, (1986) plantea que el compromiso y el autocontrol son la llave de la auto excelencia.
Orlick, (1986) recomienda encuestar a los deportistas respecto a su grado de compromiso. Para ello diseño una escala de compromiso personal por el deporte que se describe a continuación: Se señala al deportista:
Ubica la importancia de tu deporte en la escala siguiente de 1 al 10. Un 10 indica que es la cosa más importante en tu vida (alto compromiso); un 1 indica que no es muy importante en general (bajo compromiso) y un 5 indica un punto medio entre los dos.
¿Cuán importante es tu deporte para ti?
No muy importante 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 La cosa más importante en mi vida.
Mediante esta escala Orlick, (1986) encontró que cuando un grupo grande de maratonistas respondió a su escala de compromiso, se hizo evidente que para quienes correr era lo más importante (puntuaciones de 9 y 10) fueron los corredores de mejor resultado.
En la medida en que decrecieron las puntuaciones de compromiso, la ejecución empequeñeció proporcionalmente. Lo mismo fue cierto para deportistas en otros deportes.
Resultados similares fueron encontrados por el autor de este trabajo en estudios con deportistas cubanos y peruanos. García Ucha, (2000, 2001).
Al respecto, se señala que entre los factores que intervienen en las respuestas del deportista al entrenamiento, el factor psicológico, en este caso, la forma que el deportista interpreta las tareas a realizar y la capacidad de regulación de su comportamiento resultan determinantes al grado de rendimiento a lograr,
La valoración subjetiva por el deportista del entrenamiento y la competencia se produce sobre la base de las reflexiones del deportista apoyadas en sus experiencias sobre situaciones iguales o parecidas en las que participó y cuando al mismo tiempo evalúa sus propias potencialidades y recursos.
Aquí juegan un papel regulador los motivos y aspiraciones, los sentimientos y emociones del deportista.
Hay que destacar que la disposición a rendir en el entrenamiento implica a toda la personalidad del deportista y mediante ella se logra la regulación de su comportamiento durante la actividad.
Contemplando el grado de disposición a rendir en el entrenamiento y la competencia el entrenador encontrará varios tipos de deportistas, a saber:
Los que entrenan bien y compiten bien. Estos no constituyen un problema de disposición para el entrenador.
Los que entrenan bien y compiten mal. Aquí se pueden plantear algunas hipótesis a verificar:
– El problema puede tener su origen en la calidad de las cargas de entrenamiento,
– El desarrollo alcanzado por el deportista en la etapa anterior, el cual puede ser insuficiente.
– Problemas de orden psicológico, debido a una baja disposición a rendir en la competencia o el deportista no puede enfrentar el estrés de la competencia, bien por su grado de ansiedad o por miedo.
Los que entrenan mal y compiten bien. Casi siempre son deportistas con cualidades extraordinarias, verdaderos talentos. capacidades como talentos le permiten no emplearse a fondo en las sesiones de entrenamiento y por tanto calidad de las cargas realizadas no son las optimas. Al no entrenar de forma adecuada limitan su vida deportiva, ya que están expuestos a sufrir lesiones como consecuencia de la menor intensidad o el volumen de la carga en la competencia. También, está a expensa de que aparezcan enfermedades relacionadas con el ejercicio intenso ejecutado sin la correcta preparación para su realización, etcétera.
Los que entrenan mal y compiten mal. Pueden tener el potencial, si fueron bien seleccionados para el deporte, mas aún no se ha actualizado debido a que carecen del entrenamiento adecuado el cual rechazan realizar de forma correcta. Aquí hay que considerar el hecho de que si se encuentran en el deporte se debe a que existen posibilidades para alcanzar los rendimientos requeridos.
Un tipo u otro de deportista pueden cambiar su actitud de rendir ante determinadas condiciones. El cambio en la disposición a rendir puede tener diferentes causas.
En ello desempeña un papel de importancia la valoración subjetiva del deportista acerca de:
Las posibilidades de éxito o el fracaso en competencia,
La ocurrencia de lesiones o accidentes,
Medidas disciplinarias consideradas injustas,
Actuación incorrecta de los árbitros,
Las relaciones con los entrenadores,
El clima psicosocial del entrenamiento,
La aparición de alguna actividad de interés no relacionada con el deporte.
En síntesis, la modificación de la disposición a rendir en el entrenamiento o la competencia depende del estado físico y psicológico del deportista, por ejemplo, la fatiga, el cansancio, las variaciones en la intensidad de los motivos por entrenar, y los estados de ánimo negativos.
Autores clásicos en Psicología del Deporte como Ogilvie, y Tutko, (1966) señalan al respecto:
«Una de nuestras constataciones más formales en lo que conciernen las cualidades emocionales de los deportistas de gran clase, es que éstos son fáciles de entrenar. Hemos visto pocas excepciones durante nuestros estudios con deportistas de las principales disciplinas deportivas, por lo que debemos concluir con lo siguiente: la disponibilidad para ser entrenado constituye una de las cualidades más esenciales para quien desea realizar hazañas».
En suma, la manera mediante la cual un deportista se adapta al entrenamiento resulta de una mezcla juiciosa de tres características de la disposición para rendir en el entrenamiento:
Su necesidad de orden.
Su capacidad para respetar y establecer confianza en su entrenador.
Su necesidad de autodeterminación.
A ello, debemos agregar su orientación a mantener su estado psicológico de forma positiva, enfrentar las situaciones que aparecen en el entrenamiento de manera conveniente a la obtención de los objetivos propuestos, incluyendo sus decisiones y valoraciones de las tareas.
De esta manera, la disposición a rendir en el entrenamiento posibilita que el deportista asuma las tareas a realizar decidiendo esencialmente los efectos del entrenamiento y el proceso de adaptación al mismo.
A pesar de la importancia de la disposición para rendir en el entrenamiento y la competencia, encontramos un número apreciable de deportistas que no realizan su mayor esfuerzo en la unidad del entrenamiento o en la competencia. Estos deportistas en no pocas oportunidades reconocen que su disposición para rendir en el entrenamiento y la competencia es pobre.
No obstante, la observación de sus actuaciones nos brinda la clave para conocer la carencia de disposición.
Las señales más comunes de que el deportista tiene una baja disposición a rendir en entrenamiento fueron descritas por Ogilvie, y Tutko, (1966) consisten en:
Tendencia marcada a evitar los contactos con el entrenador, incluso cuando resulta de interés del propio deportista. Mientras el entrenador imparte sus instrucciones los deportistas prestan atención a otras cuestiones, inclusive miran en dirección contraria a donde se encuentra el entrenador, y no responden a las preguntas que hace el mismo o lo hacen con monosílabos.
Cuando interactúan con el entrenador tienden a la argumentación estéril, de una forma frecuentemente muy agresiva.
El entrenador constata que debe repetir con frecuencia sus instrucciones para que sean comprendidas o cumplidas.
El deportista se apoyará en otras referencias con vistas a llevarle la contraria a los argumentos de entrenador, sobre todo acerca de los medios a emplear en el entrenamiento, la repetición de los ejercicios, los intervalos de descanso y el orden de realización de las actividades en la sesión de entrenamiento.
Estos deportistas con frecuencia se inclinarán hacia la búsqueda de apoyo y de instrucciones con antiguos entrenadores u otros especialistas que resulten contraria a lo planteado por el entrenador.
Se oponen al programa de entrenamiento definido por el entrenador porque:
– No lo encuentran bueno.
– Piensan que no responde a sus necesidades particulares.
– Manifiestan que pueden llegar a perjudicarlos, en el sentido de «aflojarlos» o de producirle lesiones y otros daños físicos.
Intentan probar defectos personales a su entrenador. Le pondrán rudamente a prueba buscando su punto débil.
Por medio de, la desconfianza en los entrenadores justifica la no-realización de esfuerzos volitivos tendientes al cumplimiento de las tareas de entrenamiento.
Protestarán hasta el aspecto más insignificante de las recomendaciones del entrenador, recurriendo a oscuras referencias extraídas de publicaciones llamadas especializadas para juzgar la veracidad de sus planteamientos.
La evidencia de su forma desorganizada de actuar en el entrenamiento resultará probada por simple observación, por ejemplo:
– No son puntuales, llegando más tarde a las actividades.
– Descuidan la vestimenta y los equipos puestos a su disposición.
– Tienen dificultades para regirse por un plan de entrenamiento.
– Tienen una fuerte tendencia a «dejarse caer» cuando se cuenta mucho con ellos en las tareas del deporte.
Estos deportistas no sólo tendrán problemas con el entrenador sino de igual forma con sus ayudantes, por ejemplo, el preparador físico o el médico del equipo y el resto de los deportistas, sobre todo aquellos de mayor status por su experiencia, por muestra, el capitán del equipo o incluso aquellos que tienen más bajo status debido a su pobre experiencia en el deporte.
Lo planteado con anterioridad se circunscribe a los patrones de comportamiento de los deportistas con baja disposición a rendir en el entrenamiento y competencia.
En nuestro trabajo, se pudo verificar que los deportistas que de manera estable presentan una disposición baja a rendir en los entrenamientos y competencias muestran una configuración psicológica que es fruto de su propia concepción del deporte lo que hace mucho más difícil el cambio hacia un grado elevado de disposición  a rendir.
Así, por ejemplo, los deportistas con baja disposición para rendir se muestran distraídos con frecuencia, no tienen un sentido de responsabilidad y pertenencia al equipo del cual forman parte. Los aspectos organizativos de las distintas actividades relacionadas al régimen de entrenamiento y competencia pueden resultarles indiferentes hasta el punto de estar «despistados» en medio de una competencia.
Los deportistas con una elevada disposición a rendir expresan más sentimientos positivos, emociones sanas, concentración y sirven de apoyo en casi todos los momentos de la actividad, sea esta el entrenamiento o la competencia.
Los deportistas con una pobre actitud para entregarse a las tareas deportivas en entrenamiento y competencia no son felices y son victimas de ellos mismos, aunque rápidamente culpen a otros o a las circunstancias cuando se le habla sobre su inaceptable comportamiento.
Abandonan su libertad.
Esperan que el mundo los haga felices y esto no sucede con frecuencia y cuando sucede no dura mucho.
Ellos piensan que se lo merecen todo.
No tienen la fuerza y la auto disciplina para tratar de cambiar.
Por tanto, también sufren como consecuencia de sus malos hábitos.
Las mejores actitudes aparecen en los deportistas que se auto comprenden y entienden el deporte.
Ellos son desinteresados en lugar de egoístas, se concentran en su propio comportamiento en lugar de «en que les pasa a ellos».
En la solución de este problema el entrenador debe jugar el papel de motivador.
En nuestro análisis de la disposición a rendir en entrenamiento y competencia se impone llevar una determinada metodología en las acciones a realizar, donde la ayuda del psicólogo del deporte es fundamental en la posible solución de estos problemas y se requiere conocer los aspectos siguientes:
Identificar las características psicológicas del deportista. Intensidad de los motivos para la participación deportiva. Grado de aspiración. Autovaloración de su condición como deportista. Desarrollo de su voluntad.
Evaluación de la relación entrenador deportista. Evaluación de las condiciones del deportista. Grado de entrenamiento. Estado de salud. Capacidad de recuperación y régimen de descanso. Alimentación.
Impacto del contexto social y natural sobre el deportista.
La influencia del entrenador sobre el deportista en las sesiones de entrenamiento debe ir dirigidas a:
Reducir los efectos negativos de la carga de entrenamiento.
Acrecentar las cualidades psicológicas del deportista para que logre alcanzar los rendimientos propuestos dentro del plan de preparación.
Perfeccionar el grado de entrenamiento incrementando las capacidades físicas, técnicas y tácticas del deportista.
Para llevar a cabo esta influencia debe tener en consideración:
Los objetivos, contenidos e importancia del entrenamiento a realizar.
El grado de entrenamiento y desarrollo de las cualidades psicológicas del deportista.
El estado psicológico que presenta el deportista.
Es necesario comprenden que a veces la falta de disposición para rendir puede deberse a:
La disposición del deportista depende de los obstáculos que tiene para comprender la situación, la tarea deportiva y las dificultades que tiene en hacer un plan de acción.
Para algunos deportistas, cuanto mayor complejidad y problemas encuentran en la tarea y en las condiciones de su realización existe mayor probabilidad de fracaso, por tanto su grado de esfuerzo puede disminuir. Mientras que si la situación permite accesibilidad con objetivos simples y claros, se tiende al éxito.
Si el deportista no comprende la tarea deportiva o no sabe elaborar un plan de acción para su abordaje, la tendencia es hacia la ineficacia resolutiva; mientras que, si interpreta coherentemente la actividad y planifica su conducta, logra un mayor control de sí mismo y de resultados apetecidos.
Si la tarea deportiva es muy difícil de ejecutar y no se tiene el repertorio físico, técnico y táctica, la probabilidad de resolución positiva es mínima. Al contrario, si está entrenado para ejecutar ciertos tipos de operaciones y acciones, complejas o no, así como disponer de un repertorio flexible y polifacético, propicias resoluciones más adaptativas.
No todos los deportistas tienen condiciones para que se logre modificar su disposición a rendir en entrenamientos y competencias.
Los mejores resultados se presentan en aquellos que se caracterizan por:
Grado de Educación.
Responsabilidad personal y social.
Capacidad para tomar relaciones internacionales.
Motivación para cambiar.
De las intervenciones más empleadas para estimular la disposición a rendir en entrenamiento y competencia se tiene:
El establecimiento de metas. R. Mark, (2001), y H. K. Hall, (2001).
Orientación a la acción. J. Kuhl, J. (1989) y J. Kuhl, y J. Beckman, (1992).
Refuerzo Positivo. H. Valdés. (1996).
Sugestión indirecta. G. D. Gorbunov. (1988).
Terapia breve. El uso de directrices. F. García Ucha. (2002).
Muchas de estas técnicas de intervención están exhaustivamente desarrolladas en la literatura en Psicología del Deporte y son de dominio de los psicólogos y hasta de entrenadores.
Aunque ellas no agotan todos los recursos que la creatividad de los especialistas puede llegar a desarrollar en un problema tan crucial para el correcto desarrollo de muchos deportistas.
A nuestro modo de pensar si las estadísticas fueran utilizadas con más precisión seguramente tendríamos conciencia más clara del gran potencial humano que se pierde en el deporte como consecuencia de la falta de disposición para rendir.
Bibliografía:
García Ucha, F. Motivación del deportista peruano. Universidad San Martín de Porres. Escuela Profesional de Psicología. W C Servicios Gráficos S. R. L. 2000.
García Ucha, F. Conferencia Plenaria: La motivación en deportistas. VI Jornada Científica Nacional de Ciencias Aplicadas a La Educación Física los Deportes y la Recreación. Colombia 2001.
García Ucha, F. La Terapia breve en la solución de problemas psicológicos en el entrenamiento y la competencia. No publicado. 2002.
Gorbunov, G. D. Psicopedagogía del Deporte. Vneshtorgizdat. Moscú. 1988. p. 63 64.
Kulh, J. Motivation and Intention processing: A new look at decision making, dynamic change and action control. In: R. M. Sorrentino y E. T. Higgins. (Eds). The Handbook of motivation and cognition. (vol. 2). New York. Grulford Press. 1989.
Hall, H. K.; Goal setting in sport and physical activity: tracing empirical developments and establishing conceptual direction. In, Roberts, G.C. (ed.), Advances in motivation in sport and exercise, Champaign, Ill., Human Kinetics, c2001, p.183-233;357-415. Kuhl, J. and Beckman, J. (Eds.). (1992). Volition and personality: Action and state-oriented modes of control. Göttingen: Hogrefe and Huber.
Mark, R.; Goal Setting. Australian shooter (Adelaide, Aust.); July 2001; vol. 3; iss. 6; pp. 28.
Ogilvie, B. & Tutko, T. Problem athletes and how to handle them. London: Pelham Books. 1966.
Orlick, T. Psyching for Sport Mental Training for Athletes Champaign, Illinois, Leisure Press 1986.
Valdés Casal, H. Personalidad, Actividad Física y Deporte. Ediciones Kinesis. Primera edición. 1996
Saludos.
Dr, Francisco Enrique García Ucha