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Aspectos psicológicos de la Forma Deportiva.

formaEn este trabajo lo escribí junto con otro psicólogo hace unos años. Sin embargo, pienso que no pierde vigencia el tema. Se presenta una caracterización de los aspectos psico­lógicos inherentes a los deportistas cuando se encuentran en forma deportiva. La forma deportiva es un período determinado dentro del cual el atleta se halla en estado máximo de rendimiento. El objetivo del trabajo estriba en llegar a conocer los síntomas psicológicos que caracterizan este estado, los cuales brindan a los entrenadores la posibilidad de llegar a una evaluación integral del atleta. Se señalan las particularidades de los procesos afectivos, cognoscitivos y volitivos de los deportistas en forma deportiva, y se reseñan algunas experiencias desarro­lladas por los autores y otras que apare­cen en la literatura psicológica sobre el tema. Desarrollo: Este trabajo describe de manera gene­ral aquellas características psicológicas inherentes a la Forma Deportiva; sin em­bargo, consideramos que este tema debe ser abordado de forma integral o interdisciplinariamente, con objeto de que se conteste certeramente a esta problemáti­ca y ayude de manera especial a dar res­puesta a las inquietudes que se presentan en la práctica a entrenadores y especialistas deportivos. El entrenamiento del atleta es un proceso pedagógico, cuyo objetivo es elevar la capacidad de adaptación de su sistema psicofísico hacia el aumento constante de las cargas. Para desarrollar la, capacidad del organismo a la autorregulación, las cargas de entrenamiento ejercen gran influencia so­bre todos los órganos y sistemas del atle­ta tanto desde el punto de vista fisiológico como psicológico. Se puede señalar que el nivel de entrena­miento está relacionado fundamentalmen­te con los cambios biológicos de adapta­ción que se operan en el organismo del atleta y la influencia de las cargas, y su determinación se basa en el múltiple de­sarrollo físico, el perfeccionamiento de la actividad funcional de sus órganos y sis­temas, el desarrollo de las cualidades físi­cas que demanda su participación en la especialidad deportiva y el incremento y perfeccionamiento de sus procesos psíqui­cos. El entrenamiento resulta la parte fun­damental de la preparación deportiva, pe­ro ésta incluye, además, otros recursos; por ejemplo, las clases teóricas sobre téc­nica y táctica del evento (6). De manera, que la preparación de un atleta se reali­za con la utilización de todo un conjunto de medios y procedimientos pedagógicos que posibilitan una alta predisposición para alcanzar altos resultados en las com­petencias más importantes de un ciclo de trabajo, con las cuales se pone de mani­fiesto la forma deportiva del atleta, cons­titutivo de un período determinado en el cual el deportista se halla en un estado de rendimiento máximo. Desde este punto de vista, el entrena­miento deportivo constituye el proceso de dirección del desarrollo de la forma de­portiva, que no se produce de manera in­mediata, sino que es necesario un trabajo sistemático y constante para su desarrollo  y obtención en el período competi­tivo, la cual se pierde en el período de tránsito. A la forma deportiva le son inherentes los procesos fisiológicos, bioquímicos, psi­cológicos, etc., con los cuales el atleta lo­gra desarrollar su actividad, por cuanto la forma deportiva está vinculada estrechamente al proceso de asimilación de los ele­mentos técnicos y tácticos del deporte, en que la formación de habilidades de ejecución del atleta radica en la repetición del elemento y en el trabajo sincronizado de los centros nerviosos. Las deficiencias en cualquiera de estos aspectos son excluyentes de la forma de­portiva. La Forma tiene una mayor o menor prolongación en el tiempo de acuerdo con el tipo de deporte y, por tanto, al tipo de entrenamiento al que ha sido sometido el atleta. En la literatura moderna de la metodología del entrenamiento se establecen dis­tintos períodos de división para su plani­ficación, sea está anual, bianual o cuatrie­nal, en concordancia con aquellos momen­tos en los cuales se van a producir las com­petencias fundamentales, o sea, aquéllas en las que se aspira obtener los máximos resultados, pero para ello se requiere que en ese periodo el atleta esté en forma de­portiva. El conocimiento exacto de los límites generales e individuales de la forma de­portiva es premisa necesaria para la dis­tribución correcta de las cargas psicofísicas en el entrenamiento. A los psicólogos que trabajan en el área del deporte les resultan de vital interés las cuestiones relacionadas con el estableci­miento y desarrollo de la Forma para el análisis de ese mismo proceso de entre­namiento, su influencia sobre el psiquis­mo y conocer también la incidencia de la preparación psicológica como de la psíqui­ca sobre el rendimiento del atleta. En la actualidad muchos entrenadores evalúan la forma deportiva, entre otras cuestiones, en la etapa previa a las com­petencias, con utilización de las señales que el comportamiento del atleta les brinda; prácticamente, las guías fundamenta­les del entrenador para realizar su evalua­ción están vinculadas al estado psíquico del atleta, que se expresa en su actuación en las sesiones de entrenamiento. En un análisis realizado por los autores sobre la manera cómo evalúan la Forma, detectaron que reconocían, dicho estado porque percibían que sus deportistas se en­contraban más entusiasmados, más confiados en sí mismos, más despiertos, ac­tivos. dispuestos, emocionalmente más estables, prestos a realizar las acciones, te­nían un brío especial, ejecutaban los mo­vimientos con más precisión, poseían una mayor flexibilidad y relajación en las eje­cuciones y expresaban sentimientos estéticos Ello demuestra que en buena medida el criterio de apreciación de la Forma es psicológico. Desde luego, este método de evaluación posee sus limitaciones, que están dadas por la influencia de factores de persona­lidad y motivacionales del entrenador en el esfuerzo de percepción en que se ve in­volucrado al realizar el diagnóstico. La importancia de lo anteriormente se­ñalado estriba en que realzan los factores psicológicos. Más, los entrenadores emplean, además una serie de test pedagógicos. Así, en el período propiamente competitivo suele evaluarse la forma deportiva a partir de la calidad de las ejecuciones en ejercicios especiales de velocidad, fuerza y resisten­cia, las cuales se comparan con medicio­nes anteriores. Los índices más convin­centes de la Forma son los buenos resul­tados y su mejoramiento a lo largo de la temporada. En un trabajo relacionado con este as­pecto, Lanier plantea: En el período competitivo los controles deben llevarse a cabo mediante medios especiales. Coincidimos con el criterio de Bauersfeld, cuando plantea que el primer resultado de la etapa competitiva tiene que correspon­der con los mejores resultados de la tem­porada anterior como consecuencia de la efectividad del período preparatorio. Sólo así se garantiza la efectividad del trabajo en el período competitivo. Todas estas evaluaciones van encamina­das a estudiar el momento de estableci­miento de la Forma, de manera que se logre una imagen anticipada de cómo se en­cuentra el atleta para la realización de las competencias y para remediar cual­quier insuficiencia que pueda introducirse en el proceso de la planificación del rendimiento. Para abordar esta problemática es necesario partir de las señales y síntomas que caracterizan ese estado en cada atle­ta particular y equipo deportivo, ya que la forma deportiva está en función tanto de las particularidades individuales como de las características del evento, y encontrar los métodos más idóneos para reali­zar este diagnóstico. Todo ello nos lleva al problema de la caracterización de la Forma, en este caso desde el punto de vista psicológico, ya abordado por numerosos autores del campo socialista, entre ellos Puni, Rudik, Epuran, Chernikova, Génova, y otros. Estos autores han señalado entre sus hallazgos, en el curso de las investigaciones, que cuando el atleta se encuentra en forma deportiva la actividad de la con ciencia transcurre con precisión, claridad y rapidez. Los procesos del pensamiento adquieren una gran velocidad, el atleta elabora la solución táctica de las situaciones de juego con una mayor rapidez; es tal la velocidad del pensamiento que en dos tres segundos se toman decisiones adecuadas a las circunstancias en que se están desenvolviendo las acciones de lo contrarios. Un corredor que está compitiendo en una carrera de 100 metros es capaz de tomar decisiones respecto a cuál es el momento más adecuado dentro de la carrera para cambiar su aceleración dentro del conjunto de la actuación de los otros corredores. En el atleta, el sentido de orientación se perfecciona, lo que le permite orientarse mejor en el ambiente y multivariedad de situaciones que se encuentran en la competencia, a causa de que los procesos de percepción se efectúan con una mayor ra­pidez, detallados y con claridad, lo cual aumenta la capacidad de observación del atleta.  Medvedev estudió  las valora­ciones de la rapidez y precisión de la percepción visual en los voleibolistas y planteó que ésta, en la forma deportiva. Saludos. Dr. Francisco Enrique García Ucha